Cartas de lectores | ¡Cómo añoramos un IESS eficiente y con sentido humanitario!
Finalmente, un trato amable y empático reduce el estrés y la ansiedad del paciente
El IESS fue, en su tiempo, una verdadera fuente de calidez y calidad para afiliados y jubilados que acudían en procura de asistencia por quebrantos de salud. La infraestructura hospitalaria por años fue muy buena: tenían equipos con que no contaban otros centros asistenciales y especialistas calificados. Nos consta, pues como jubilado he requerido atención en mi salud en diferentes etapas de mi vida. Desde varios años atrás, además de precarios servicios que recibimos afiliados y jubilados, resulta inexplicable la inacción de las autoridades ante la falta de honestidad y eficiencia. Las innumerables quejas de los derechohabientes se dan como implorando amparo divino a nuestro Creador, orando una y otra vez. Dejando a un lado la pésima calidad del servicio médico y administrativo que recibimos casi en la mayoría de sus dependencias, si no hay forma de ofrecer algo decente al paciente, lo menos que se esperaría sería recibir un trato amable. Ello no incluye equipos, medicamentos, ni especialistas (que no existen), ni conocimientos médicos, ni ninguna otra ciencia que no sea el arte de la bondad, sino un sencillo ejercicio de relaciones humanas que debieron aprender cuando se educaron en eso para lo que supuestamente tenían vocación. No requiere esfuerzo extraordinario, solo dejen en su hogar sus frustraciones y problemas emocionales para no cargarlos consigo y soltarlos en el trabajo. Después de todo, nada de los servicios que nos ofrecen son gratis. Los trabajadores a quienes se les descuenta mensualmente de sus salarios, como a nosotros los jubilados, que aportamos por tantos años de labores, pagamos por esos servicios. Así que no es una institución pública de beneficencia, donde los pacientes tenemos que doblar rodillas por misericordia. Un trato con empatía al paciente es tan o quizás más importante que la misma medicina que le recetan para aliviar su mal. Si es que hubiese los medicamentos necesarios, la inmediatez en realizar cirugías, exámenes clínicos, los procedimientos médicos requeridos oportunamente, como manifiestan las autoridades del IESS, indicando que todo ha mejorado, los pacientes no se quejarían tanto ni tuvieran que cabildear de un hospital a otro buscando citas interminables y medicinas que no hay. Finalmente, un trato amable y empático reduce el estrés y la ansiedad del paciente, lo que contribuiría a una recuperación más rápida y efectiva, mejorando su bienestar emocional.
Mario Vargas Ochoa