Cartas de lectores | Responsabilidad de las autoridades
Para cumplir con estas responsabilidades, las autoridades deben tener compromiso ético, capacidad y liderazgo
El buen ejemplo de las autoridades superiores de todos los poderes del Estado y de los denominados gobiernos autónomos y descentralizados -cuyo número y competencias deberían ser revisados- es determinante para el comportamiento de todos sus integrantes.
Las autoridades tienen las siguientes responsabilidades básicas para una eficiente, eficaz y transparente gestión: liderar los compromisos éticos institucionales; impulsar la planificación en todos los niveles y dar seguimiento sobre su cumplimiento para adoptar acciones correctivas oportunas; privilegiar la honestidad y competencia del personal responsable de proveer servicios públicos con calidad y eficiencia; establecer y actualizar permanentemente la organización basada en procesos, preferentemente automatizados, que generen información interna y externa en línea; evaluar los riesgos para establecer controles que los mitiguen, con énfasis en los procesos que utilicen mayor cantidad de recursos o con mayor exposición a errores e irregularidades como la contratación pública, los recursos naturales como las minas y petróleos, los ingresos aduaneros, la gestión del talento humano, entre otros; transparentar la gestión institucional mediante el libre acceso a la información para que la ciudadanía, principalmente la academia y los gremios, ejerzan su obligación y derecho de evaluar la gestión pública en áreas clave como la salud, educación, seguridad, conectividad, contratación pública, declaraciones patrimoniales; rendir cuentas sobre el cumplimiento de sus responsabilidades constituciones y legales así como de la planificación, considerando que a mayor grado de autoridad, mayor es su responsabilidad.
Para cumplir con estas responsabilidades, las autoridades deben tener compromiso ético, capacidad y liderazgo, y contar con equipos de trabajo con las mejores competencias, caso contrario, los ciudadanos continuaremos sin conocer con claridad hacia dónde se dirige nuestro país y sus instituciones, no habrá una responsable rendición de cuentas, y la corrupción seguirá sin control con la participación de funcionarios públicos y del sector privado nacional e internacional.
Mario Andrade Trujillo