Cartas de lectores | Promesas de Pinocho

Con ese precedente, podemos tener la certeza de que el famoso “Plan Fénix”, después de todo, sí existió

Al final, la Constitución no es aquel monstruo que nos hicieron creer para escondernos debajo de las sábanas de una nueva Carta Magna que, como una luz de esperanza, debía iluminarnos y guiarnos hacia un “nuevo Ecuador”. Esta Constitución —obsoleta, alcahueta, permisiva y complaciente— ha facilitado el accionar del Gobierno y, con ello, la movilización de policías y militares contra los manifestantes.

Con ese precedente, podemos tener la certeza de que el famoso “Plan Fénix”, después de todo, sí existió (aunque nunca más se volvió a escuchar de él). Hoy los hechos evidencian que su intención nunca fue defender al pueblo, sino reprimirlo. Esta notable contradicción, que el Gobierno exhibe constantemente, es tan evidente y, extrañamente, tan invisible para muchos. Por su parte, el olvidado Durán sigue esperando que el “cartón” se anime a cumplir sus promesas. Basta recordar el 17 de julio de 2024, uno de los tantos shows que nos ha ofrecido este Gobierno, cuando proclamaron que “las mafias tienen sus días contados”. A la fecha, ha pasado un año —y contando— desde aquella promesa. Otra más, entre tantas, que no se ha cumplido.

Uno, dos, ya viene por vos.

Tres y cuatro, Noboa y los atentados.

Cinco y seis, obras no se ven.

Siete y ocho, promesas de Pinocho.

Nueve y diez, nos miente otra vez.

Diego Castillo Izquierdo