Cartas de lectores: Políticos versus politiqueros

La única figura que se salva con dignidad es Andrea González Nader, quien será la futura alcaldesa de Guayaquil

La política no solo es la ciencia y el arte de gobernar, sino también la madre de todas las ciencias humanas y sociales. Se constituye en una actividad digna de encomio, que enaltece al ser humano que la ejerce con convicción y vocación. Es la práctica constante de la honestidad, la eficiencia y la integridad moral. No puede, ni debe, ser mancillada esta noble actividad con actos deleznables y ruines. Sin embargo, encontramos politiqueros de la peor ralea, personajes oscuros que quieren disfrazarse de políticos respetables, cuando en realidad son miserables sin escrúpulos que pretenden camuflar sus actos de corrupción como si fueran un accionar político legítimo.

El verdadero profesional de la política es el politólogo o analista político, quien reúne las condiciones necesarias de conocimiento y comprensión de la realidad nacional e internacional. Por ello su actividad está acompañada de valores fundamentales como la verticalidad, la transparencia y una honestidad a toda prueba, que le permite descartar cualquier vínculo con hechos que atenten contra la ética y la moral pública.

En cambio, los politicaros, policones, politicastros y politiquillos de siempre han intentado engañar al pueblo humilde, lavándose las garras y afirmando con cinismo que todo lo malo es producto de la política. Debemos rechazar frontalmente esa nefasta posición. Los agoreros del desastre y engañadores de la verdadera situación de la sociedad buscarán siempre manipularnos y confundirnos.

Yo me declaro político con mucho honor. Pienso en voz alta, con una posición académica y científica que viene desde la cuna de mis ancestros. Eso me ha permitido dar mi opinión de manera libre, auténtica y profundamente realista. En el caso de aquellos personajes corruptos que han participado activamente en nuestra vida social y política, la mayoría han engañado y pretendido manipular a la ciudadanía con falsas promesas.

La única figura que se salva con dignidad es Andrea González Nader, quien, con méritos propios, será la futura alcaldesa de Guayaquil.

Ricardo Ordóñez Jaramillo