Cartas de lectores: Mafias del IESS
Con todo lo usurpado ya podríamos tener tres centros oncológicos
La dirigencia del IESS es una unión burda entre la mafia monopólica y la política de cuello blanco, originada en el siglo pasado con la separación de las Cajas de Pensiones y Seguro, lo cual ha corroído su estructura funcional. Esta mafia, aliada al cinco veces presidente, dejó su herencia a descendientes cuya ambición y avaricia aumentaron al intentar crear el No-Nato Ministerio de Salud. El IESS, a mediados del siglo, puso al servicio exclusivo de sus afiliados dos hospitales: el Andrade Marín en Quito y el Maldonado Carbo en Guayaquil. Pero la locura mafiosa convirtió a este último en su banco productivo. El decreto del prófugo de la justicia desconoció la deuda estatal con el IESS y, sin inteligencia en el manejo económico, extendió la cobertura de salud al cónyuge y sus hijos hasta los 18 años. (Sapada: por afiliado, mínimo cinco enfermos, muchos crónicos y exigentes). Este desatino entregó el sistema a los de cuello blanco, con garras gansteriles en la dirigencia del IESS y en el No-Nato Ministerio.
Las cifras lo demuestran: los mayores beneficiarios -Junta de Beneficencia y Solca- están publicados. Estas entidades, siendo paraestatales, no deberían recibir pagos directos pues obtienen fondos permanentes del Estado. Todos los involucrados son personas políticamente expuestas, por lo que urge que la Contraloría evidencie el desvío de recursos. Así se podría frenar, al menos en parte, el bailoteo de contrataciones coludidas con la mafia.
Auditar sin miedo, con rectitud, con un grupo vigilante conformado por aportantes honestos, San Jorge, Santa Marianita de Jesús y los inquisidores de la Contraloría. Los prestadores externos han hecho lo que el IESS y el Ministerio debieron hacer: renovar y potenciar sus clínicas, incluso han fundado otras con mejor equipamiento. (¿Verdad, presidentes del IESS y ministros del No-Nato?). La salud nacional no ha logrado fortalecerse desde los tiempos de la Caja del Seguro y del Ministerio frustrado. Con todo lo usurpado ya podríamos tener tres centros oncológicos y tres hospitales comparables al Centro Médico Nacional de México.
Edgar Guarderas Guarderas