Cartas de lectores: La responsabilidad de haber dicho ‘No’

Deben evitarse normas particulares que vulneren el principio de igualdad ante la ley

Un análisis realizado sobre las cuatro preguntas de la consulta popular arroja las siguientes conclusiones: en la primera, la ciudadanía considera que la seguridad del país no debe depender de bases militares extranjeras, pero sí de la asistencia y experiencia de países amigos para combatir el crimen organizado. Se reconoce que, solos, estaríamos aislados ante bandas internacionales con mejor logística, pese al esfuerzo nacional por brindar seguridad.

En la segunda pregunta, existe el temor de que los recursos para campañas electorales generen conflictos de intereses. Sin embargo, el Estado entrega estos fondos sin controles adecuados ni valoración de ideales cívicos, limitaciones, justificaciones o formación de líderes. Tampoco se exige depuración de candidatos mediante balotajes, lo que evita duplicidades. Además, el organismo electoral carece de registros claros, estatutos, afiliados y controles que impidan nombres duplicados y garanticen idoneidad. Al decir No, corresponde exigir que dichos fondos sean controlados y otorgados solo a partidos que cumplan normas y contribuyan a organizaciones sólidas.

En la Asamblea Nacional se han constatado actos de despilfarro, abuso y corrupción al contratar personal sin calificación técnica o jurídica, seleccionado por favores, afinidad partidista o vínculos personales. Esto contradice los principios éticos de quienes, al ser elegidos, deberían actuar como representantes nacionales y no como delegados partidistas.

La Constitución, que reúne principios y leyes fundamentales del país, garantiza derechos que deben revisarse en estos años: seguridad, justicia, educación, salud, independencia ciudadana, igualdad laboral y valores cívicos. Deben evitarse normas particulares que vulneren el principio de igualdad ante la ley.

La responsabilidad de haber dicho No implica el compromiso de ser más críticos frente a las debilidades señaladas y exigir su corrección.

Julio César Palacio Barberán