Cartas de lectores | La fugacidad de la vida

Evite embarcarse en una ambulancia, donde solo escuchará su último sonido

La vida es un viaje con un principio y un  final.

Es corta, por eso haga que cada momento cuente, ya que el tiempo puede ser nuestro mayor aliado o nuestro peor enemigo, como por ejemplo en un momento de desmayo por insolación o presión arterial baja.

Un desmayo es una sensación de que viene la muerte. Los principales síntomas que se sienten son mareos, visión borrosa, palidez, sudoración, náuseas, debilidad o desvanecimiento total. Esto no significa que se trate como comúnmente se dice, de ‘nervios’. El mareo y el vértigo son sensaciones de qué todo da vueltas, cómo si uno estuviera en el Play Land Park, girando sin parar, sin voluntad del cuerpo para mantenerse de pie. No es cuestión de estirar los pies, como algunos neófitos describen por inobservancia medica, si más está en el suelo que sentado, la visión se vuelve borrosa, como si se estuviera entrando al túnel, pero no precisamente el de la calle Boyacá. Hay malestar estomacal pesado, palidez y sudoración, como si estuviera en un baño sauna en pleno verano.

Chequear la salud de vez en cuando significa evitar la despedida y llantos diplomáticos. El tiempo es lo que experimentamos aquí y ahora : demuestra que la vida es un viaje con un principio y un final. La salud no tiene precio y aquel que se arriesga es un necio.

Evite embarcarse en una ambulancia, donde solo escuchará su último sonido.

Javier Valarezo Serrano