Cartas de lectores | La educación que queremos. Cambios urgentes
Un modelo educativo permisivo debilita valores y conocimientos, afectando el futuro de niños y jóvenes.
Las quejas sobre nuestro Sistema Educativo son constantes. Esto sugiere un modelo global que, lejos de fortalecer la educación, estaría afectando el futuro de niños y jóvenes. Cada año se reduce la exigencia en las aulas, en contradicción con la visión del Ministerio de Educación, que propone una formación “con calidad, calidez, integral, holística, crítica y con valores”. Perdonarlo todo no es educar. Un ejemplo son los atrasos y faltas, que ya no implican pérdida del año. Esto ha generado ausencias frecuentes y padres que no justifican, debilitando la formación en responsabilidad. Se transmite la idea de que puntualidad y asistencia no importan. Tampoco es educar aprobar séptimo sin dominar habilidades básicas como leer, escribir o hacer operaciones matemáticas simples. Salvo excepciones, esto ocurre incluso en zonas urbanas. Ya nadie pierde año, lo cual fomenta la mediocridad y el analfabetismo. Promover sin exigir esfuerzo también es un error. Se forma una generación que sabe que pasará de año sin estudiar ni cumplir tareas. Esto, junto a las inasistencias, debilita el proceso. Se refuerzan antivalores y se traiciona la promesa de educación de calidad. También preocupa mantener en el aula a estudiantes con graves problemas de conducta. Aunque tienen derecho a la educación, sin atención especializada afectan a los demás y ponen en riesgo la seguridad y salud mental de toda la comunidad. El Estado debe crear instituciones especiales, con personal adecuado. Graduar bachilleres sin conocimientos básicos es alarmante. Una madre advertía que hay jóvenes que no saben multiplicar ni escribir. Con excepciones, el sistema se ha vuelto cada vez más permisivo, sobreprotegiendo al estudiante con bajo rendimiento o mal comportamiento, bloqueando una verdadera formación en valores. ¿Quién diseñó este modelo que debilita la educación y destruye valores? Los jóvenes creen que la vida real será igual de permisiva, pero pronto enfrentan un mundo donde pierden oportunidades por irresponsabilidad o adicciones. Repensar la educación es urgente. Hoy se habla en las aulas un lenguaje ajeno a la vida real.
Julio César Navas Pazmiño