Cartas de lectores: Hábitos, disciplina, costumbres y leyes
Frente a la violencia extrema que azota al país, se plantea retomar la pena de muerte para quienes atenten contra la vida
Tras la migración masiva de ecuatorianos en 1999 por la crisis económica, muchos niños y adolescentes crecieron sin uno o ambos padres, bajo el cuidado de familiares. Lo mismo ocurrirá con la nueva ola migratoria posterior a la pandemia de covid-19. El sistema educativo, lejos de garantizar igualdad de oportunidades entre lo público y lo privado, ha mostrado un deterioro en conocimientos y habilidades tras la educación virtual.
La deserción escolar afecta a cientos de miles, impulsada por factores económicos, delincuencia organizada y pérdida de valores derivada de la ausencia parental. Una solución ideal sería una instrucción militar y cívica para todos los adultos hasta los 40 años, por tres meses o, de forma práctica, en 24 fines de semana, con permiso laboral y un certificado al finalizar. A su vez, los colegios podrían implementar instrucción premilitar en los mismos términos para fortalecer disciplina, obediencia y buenas costumbres como parte de la formación de los jóvenes. Esta formación militar debe complementarse con una conscripción cívica.
Más allá del voto, la democracia requiere formar ciudadanos capaces de mandar, respetar la alternancia y participar activamente en el poder. Para ello se propone crear escuelas de formación política obligatoria, con sanciones para los ausentes. Sus egresados, seleccionados por sorteo, asumirían por un año cargos como concejales, consejeros, o un porcentaje de asambleístas, sin perder sus empleos y con remuneración.
Frente a la violencia extrema que azota al país, se plantea retomar la pena de muerte para quienes atenten contra el principio del respeto a la vida. La legislación también debería considerar las costumbres de nuestras diversas nacionalidades y pueblos. Las propuestas aplicadas deben revisarse periódicamente para garantizar su efectividad y sostenibilidad. La historia muestra que estas transformaciones no surgirán del consenso social. Se necesita un gobernante a la altura de los grandes líderes del pasado que encamine al país hacia un futuro con justicia, seguridad y atención real a las necesidades de su gente.
Ricardo Nieto Gómez