Cartas de lectores: Ganadores y perdedores de la consulta
Las consultas populares se han convertido en escenarios de confrontación entre Gobierno y oposición
Está por cumplirse un mes desde la consulta popular y referéndum 2025 y, poco a poco, este asunto va quedando en el olvido. Los resultados fueron contundentes: un 58,66 % votó por el No y un 41,19 % por el Sí, por lo que, aparentemente, el único perdedor fue el presidente y su gobierno.
En declaraciones posteriores, el gobernante -fiel a su característico silencio desde su incursión en la política- y tres asambleístas afines restaron importancia a los resultados, señalando que cumplieron con la convocatoria, respetan la voluntad popular y seguirán luchando por el Ecuador; sin embargo, es evidente que han perdido algo fundamental: la credibilidad, cuya recuperación exige gran esfuerzo. Para alejarse de este escenario, el presidente, el 18 de noviembre, dos días después, tomó las de Villadiego, ausentándose del país por igual período, sin informar el motivo ni el destino del viaje.
Se declararon ganadores la Revolución Ciudadana y la Conaie, que apoyaron el No, celebrando sin mucho convencimiento, pues, quizá tarde, en especial la RC, entendió que de ganar el Sí el país habría entrado en una contienda electoral permanente, práctica impulsada y aprovechada por el expresidente prófugo durante la década perdida, que les habría permitido mantenerse vigentes políticamente. En esta pérdida lo acompaña el partido ADN, que ha demostrado apreciar este mecanismo.
La Conaie también festejó el triunfo del No, aunque la celebración pareció más una revancha por el fracaso del último paro, en el que no lograron apoyo ni que el Gobierno suspenda el alza del diésel, pese a la violencia registrada, réplica de protestas anteriores; por ello, no dejan de ser perdedores por la destrucción generada.
Las consultas populares se han convertido en escenarios de confrontación entre Gobierno y oposición y en un medio para que el pueblo exprese su inconformidad con el presidente de turno, perdiéndose la oportunidad de impulsar cambios importantes, como reducir el número de asambleístas para mejorar un parlamento repleto de incapaces y deshonestos, disminuir costos, intentar modificar la Constitución de 2008 -hecha a la medida de la revolución del siglo XXI- y evitar decisiones perjudiciales como la suspensión de la explotación del Yasuní, fundamental para la economía y el desarrollo del país, con el agravante de los millonarios gastos necesarios para desmantelar las instalaciones.
Alfredo Sánchez Núñez