Cartas de lectores | ¿Ecuador, un país del quinto mundo?

Ecuador es el único país en el mundo regido de esta manera

Lamentablemente, nuestro país enfrenta varios obstáculos para su desarrollo. En las investigaciones que he llevado a cabo durante medio siglo, he encontrado que la cultura —es decir, todo lo que somos, pensamos y cómo actuamos— impide el cambio, el crecimiento y el progreso. Además, existen problemas graves como el narcotráfico, la minería ilegal, la corrupción en todos los niveles, el indigenismo, ciertos partidos y movimientos políticos, como el correísmo, que se oponen a políticas científicas basadas en la experiencia de los países más desarrollados.

La literatura científica europea y de países desarrollados señala al grupo minoritario de indígenas ecuatorianos como un obstáculo real para el progreso. Mis investigaciones sostienen que no existen “nacionalidades” en el mundo indígena, ya que están imponiendo un estado sobre otro dentro de un único Estado ecuatoriano. Esto debilita al país, especialmente en cuanto a leyes de la comunidad indígena frente a las del Estado ecuatoriano, en temas de posesión de territorios, control del desarrollo rural, conservación, y otros aspectos dentro de las comunidades.

Ecuador es el único país en el mundo regido de esta manera. Incluso en los Estados Unidos, que es una federación de Estados, los indígenas aceptan las leyes del país como el Estado único.

En cuanto al paro, Ecuador es el único país en el que se permite tal lujo, promovido por la locura de los indígenas, que constituyen solo el 1% de la población ecuatoriana (alrededor de 1’ 800.000 personas).

El paternalismo, o la idea de que todo debe ser proporcionado gratis por el gobierno fue impulsado en administraciones anteriores.

Una pregunta: ¿No podrán los indígenas pagar unos pocos centavos más por el precio del galón de diésel? ¿Qué porcentaje de este grupo utiliza realmente este combustible? Es un porcentaje bajísimo. Entonces, Este grupo poblacional debería hacerse responsable de los daños causados a la economía, como la destrucción de carreteras, incendios de vehículos y propiedades públicas, entre otros.

Carlos Puga Valencia