Carta a mis hijas. Día del Padre

El tercer domingo de este mes se celebra el Día del Padre, para homenajearlos, decirles cuánto los queremos y lo importantes que son para la crianza de los hijos. Aquellos que no tenemos en vida a nuestros padres sabemos que nos cuidan y protegen nuestro camino, mientras que también somos padres y por consiguiente nos corresponden orientar, encausar e impulsar la formación integral de nuestra prole, en un nido de una cultura proyectada a la felicidad. Con esta fecha se pretende resaltar la importancia de la figura paterna en la vida de las personas, destacando su rol en la integración y mantenimiento del núcleo familiar. Quiero conversar con mis hijas y la hija de mi hija, aprovechando que estamos con buena salud, aspirando a que este cariño que nos brindamos sea en vida. En concreto, el Día del Padre las familias se reúnen alrededor de padres, abuelos o padrastros para entregarles algún regalito. Las manualidades de los niños no suelen faltar y tampoco algún detalle para recordar el día. En muchas casas españolas, el Día del Padre es el único del año en que los niños preparan el desayuno para papá (que finge estar dormido hasta que todo está listo) y se lo llevan a la cama. Nadie está preparado para ser padre, nos formamos, corregimos y reinventamos la posición del progenitor, que se constituye en el primer maestro, primer amigo, primer modelo a seguir. Su tarea es, fundamentalmente, crear personas valiosas para la sociedad que constituyan la verdadera generación del cambio.

Lic. Ricardo Ordóñez Jaramillo