América Latina y Caribe en 2019

Si bien las complicaciones en los países de la región tienen causas y procesos particulares, se puede observar...
El siglo XXI -llevamos avanzadas dos décadas- ha provocado múltiples cambios en América Latina y Caribe- ALC, que se han agudizado particularmente con la globalización y las políticas neoliberales impuestas en la región desde la época del Consenso de Washington; a lo que se deben agregar, como escenario, las recurrentes crisis cíclicas del capitalismo, cuyos síntomas más visibles son la desaceleración económica mundial actual y la crisis de los “commodities” desde 2014, después de una década de auge. ¿Estamos entrando en otra fase de desarrollo del capitalismo?
La incertidumbre en ALC es mucho más creciente debido a las crisis económicas de Brasil, México y la Argentina, que han registrado bajísimas tasas de crecimiento y los pronósticos de Cepal y FMI son pesimistas. A lo que agregamos los países que han tenido, e inclusive en algunos aún persisten, grandes protestas sociales policlasistas como Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Haití.
El levantamiento popular por “fraude electoral” e intervención de las FF.AA en Bolivia que derrocó a Morales. Y complementar con las protestas que se han producido en Nicaragua, Venezuela, Honduras, Paraguay, en el pasado reciente.
Si bien las complicaciones en los países de la región tienen causas y procesos particulares, se puede observar que hay algunos rasgos comunes que los caracterizan: Descontento con los gobiernos, partidos políticos y sus dirigentes; desconfianza con los medios de comunicación por parcializados y manipuladores de la información; repudio a las élites económicas por corruptas y voraces; rechazo a la Fuerza Pública por represivas e ineficientes; desconfianza en el modelo económico vigente por beneficiar a una minoría acaparadora y reforzar una estructura de privilegios que produce desigualdades, escasez de empleos, bajos salarios; entre otras consecuencias.
Son, principalmente, los jóvenes, las mujeres, los habitantes rurales e indígenas, estratos de clases medias los grandes afectados y, además, los luchadores en defensa de sus condiciones de vida contra Estados e institucionalidades expoliadoras de una modernidad decadente.