
“Sufro estrés postraumático”: Lindsay Lohan confiesa el impacto de la fama
A punto de estrenar película, Lindsay Lohan revela el lado más oscuro de la fama y lo que causa el acoso de los paparazis
Pocas figuras en Hollywood han vivido el ascenso y la caída pública como Lindsay Lohan. Con apenas 12 años, la actriz neoyorquina conquistó corazones con Juego de gemelas, también conocida como Tú a Londres y yo a California (1998), remake del clásico de Disney que la convirtió en una estrella infantil mundial.
Su carisma natural, su rostro de niña dulce y su habilidad para la comedia la posicionaron como la promesa juvenil de una generación. De ahí en adelante, todo fue ascenso.
Pero la fama, como ella misma ha confesado recientemente, vino acompañada de un alto precio. Así lo manifestó durante una entrevista con The Sunday Times para promocionar su nueva película, Otro viernes de locos (Freakier Friday), secuela en la que trabaja junto a Jamie Lee Curtis y que se estrena el 8 de agosto.
Durante el encuentro, Lohan reveló que aún arrastra un fuerte trauma psicológico: “Sufro de TEPT extremo (Trastorno por Estrés Postraumático) por ser perseguida por paparazis”, afirmó con sinceridad.
De hecho, Lindsay Lohan ha librado varias batallas que debieron mantenerse en la intimidad. Pero expuesta como ha estado estos años a la fama, cada paso que dio se hizo público. Como si de un círculo vicioso se tratara.
Tanto es asi, que a principio de sus veinte años luchó contra una adicción que, si se junta con las presiones de la industria del entretenimiento, se tiene como resultado una mezcla explosiva. Sus mayores luchas las ha librado contra su consumo de cocaína y medicamentos recetados. Y no ha sido fácil.
La cara más oscura de los flashes
A sus 39 años, Lindsay Lohan es una mujer que ha transitado por el glamour, el escándalo y la introspección. Tras su explosivo salto a la fama, la joven actriz pasó de ídolo adolescente a blanco favorito de los tabloides sensacionalistas.
A partir de los 17 años, cuando estrenó Un viernes de locos (2003), los paparazis comenzaron a seguir cada paso de su vida personal, registrando sus caídas, arrestos, problemas con drogas y crisis públicas. “La fama es algo a lo que te apuntas, pero no a que te acosen”, señala.
Las persecuciones mediáticas no solo afectaron su imagen pública: también minaron su salud mental. “Fueron momentos aterradores. Situaciones muy invasivas. No es seguro. No es justo”, expresó con franqueza.
Hoy, convertida en madre de un niño de dos años, Lindsay dice tener más clara la necesidad de proteger su intimidad: “No quiero que mi familia viva la misma experiencia”.
La maternidad como refugio y motor
Desde 2022, Lohan está casada con el empresario Bader Shammas. Juntos son padres de Luai Shammas, nacido en julio de 2023. La maternidad ha sido transformadora para ella. “Constantemente hablamos sobre si queremos mostrar a nuestro hijo públicamente o no. Lo sabremos cuando llegue el momento”, afirma.
Aunque asegura que en muchas ocasiones ni siquiera se da cuenta de que la están fotografiando, también reconoce que el temor sigue ahí: “Preferiría que me pidieran una foto en vez de esconderse para capturarme. Te vuelves cautelosa con cada movimiento”.
Lindsay Lohan regresa en sus propios términos
Lohan ha empezado a reconstruir su carrera en los últimos años, especialmente desde su incursión en las comedias navideñas de Netflix, donde ha recuperado al público que alguna vez la adoró.
Otro viernes de locos, también conocida como Ponte en mi lugar otra vez, se perfila como un nuevo hito en esta segunda etapa. Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan vuelven a sus papeles como Tess y Anna Coleman, respectivamente, aunque con algunas variaciones.
Con una actitud más madura, menos reactiva y más enfocada en su bienestar, Lindsay reconoce que los tiempos han cambiado. “Cuando yo era joven, era peor. Hoy, gracias a las redes sociales, los artistas pueden contar su propia historia. Han recuperado el control de sus vidas”, reflexiona.
Lindsay Lohan: La reivindicación de una voz silenciada
En una industria que suele ser implacable con las jóvenes estrellas, Lohan representa hoy la imagen de la resiliencia. Atrás quedó la imagen de la chica problemática que tantos comentarios negativos y críticas levantó.
Ahora, en su lugar, vemos a una mujer que ha aprendido de sus errores, que ha tomado las riendas de su narrativa y que está decidida a no repetir las viejas caídas. Su historia personal dio un vuelco, y fue para bien.
El testimonio de la actriz no solo es valioso para quienes crecieron con sus películas, sino también para una nueva generación de artistas que enfrentan la exposición mediática sin tener pautas claras de cómo hacerlo.
Hoy, cuando la estabilidad mental está cada vez más generalizada, con vulnerabilidad y valentía, Lindsay Lohan alza la voz para decir que la fama también puede doler... y que sanar es posible.
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