
María Emilia Kayser y su amor por el turismo local en Ecuador
Convencida de que el país es un tesoro único, la periodista impulsa a descubrir su belleza a través del turismo local.
Con la mochila llena de anécdotas y su brújula apuntando a nuevos lugares por descubrir, María Emilia Kayser (37) encarna el espíritu de una periodista viajera: extrovertida, curiosa y comprometida con lo que hace.
Por más de media década, la guayaquileña, ha recorrido las cuatro regiones del país para difundir la magia de decenas de paisajes. Su misión es lograr que cada vez más turistas nacionales y extranjeros se dejen cautivar por la riqueza natural y cultural.
El inicio de su vocación
Desde muy joven, María Emilia entendió que su camino estaba en la comunicación. Estudió la carrera en Guayaquil, pero su curiosidad y deseo de crecer la llevaron a Buenos Aires, donde cursó una maestría en Periodismo Integral. A su regreso a Ecuador, se adentró en el mundo de la profesión que había elegido, y lideró equipos de trabajo en diferentes ciudades como Quito, Riobamba y Guayaquil. “Cada etapa fue una oportunidad para conocer más de cerca la diversidad del país y entender cómo la comunicación conecta realidades y territorios”, menciona.
Su amor por los viajes
María Emilia Kayser
En 2019, María Emilia tomó la decisión de emprender un camino propio e independiente, segura de que el turismo es un lenguaje universal que nunca pasa de moda y que siempre despierta interés. “Viajar es algo que a todos nos gusta. Por eso, quise unirlo con mi profesión y hacerlo parte de mi vida”, comenta.
Con esa idea, comenzó a crear contenido turístico. Compartió sus recorridos y entrevistas con personas vinculadas al sector: desde promotores de turismo comunitario hasta expertos en experiencias al aire libre o proyectos relacionados con la naturaleza y la agricultura.
Ahora, a través de sus videos en las redes sociales, ha logrado mostrar la diversidad local, para motivar a más personas a redescubrir su propio país. Como ella lo resume: “Viajar por Ecuador es conocernos a nosotros mismos, es valorar lo que tenemos y compartirlo con el mundo”.
¿Qué es lo que más le emociona de viajar?
La parte social. Soy una persona muy extrovertida y me encanta investigar y conocer cómo vive la gente: sus costumbres, su forma de vestir, sus hábitos del día a día. Ecuador es tan diverso que en un solo día puedes recorrer paisajes completamente distintos, y eso es algo único. Me llena poder socializar y relacionarme con las diferentes culturas que existen dentro de nuestro propio país. Conozco más de 10 provincias pero mi meta es llegar a visitar todas.

¿Cree que hay una cultura de preservación ambiental?
Falta mucho por trabajar. Hay playas hermosas, pero cuando llegas a veces la realidad es distinta: hay basura y el ecosistema ya está alterado. Es importante que las autoridades impulsen campañas más fuertes y constantes para crear conciencia, la conservación no es solo responsabilidad de un sector, sino de todos. Al final, el turismo debe hacernos sentir orgullosos, no solo por la belleza de los paisajes, sino porque son espacios bien cuidados donde locales y visitantes puedan sentirse cómodos y en casa.
¿Cómo es viajar sola siendo mujer?
He tenido la oportunidad de hacerlo, sobre todo en recorridos de un día. Al principio siempre existe un poco de miedo, pero creo que las mujeres estamos cada vez más empoderadas y sabemos cómo sobrellevar los riesgos, tomando las precauciones necesarias. Lo bonito es que en el camino terminas socializando con familias, parejas o incluso con otras mujeres que también recorren el país solas, y eso enriquece la experiencia. Viajar sola es otra forma de vivir el turismo y es una manera de descubrirte a ti misma.
¿Qué opina de la costa ecuatoriana?
Nuestra costa es maravillosa. He tenido la oportunidad de visitar varias playas, y cada lugar tiene su propia historia. En Los Frailes, por ejemplo, descubrí una flora y fauna impresionante; es un sitio donde la naturaleza sorprende en cada rincón. También he vivido la experiencia de ver delfines y ballenas en temporada, algo que realmente te deja sin palabras. Esta región reúne todo lo que un viajero busca: paisajes, cultura, gastronomía y la calidez de su gente.
¿Qué lugares de la Sierra la han marcado más?
La Sierra es un espectáculo en sí misma. He tenido la oportunidad de hacer ‘trekking’ en volcanes como el Pichincha, el Chimborazo y el Cotopaxi. También visité la laguna de Cuicocha y San Pablo en Imbabura, donde incluso puedes recorrerla en bote y disfrutar de su entorno. Cada rincón de la Sierra combina paisajes, cultura y sabores que la hacen inolvidable.

¿Qué recuerdos se lleva de la gastronomía de esa región?
La comida es parte fundamental del viaje. Allí debes disfrutar un buen locro, un llapingacho o un chocolate caliente después de una caminata en las montañas. En Riobamba probé el vino hervido y hace poco visité Zaruma, donde el café y el tigrillo tienen un sabor incomparable. Además, es una ciudad con mucha historia minera y con un ambiente lleno de tradiciones.
¿Qué experiencias recuerda de su visita al Oriente?
Fue increíble. Estuve en lugares como la ciudad de Archidona y el Puerto Misahuallí (en la provincia de Napo), donde pude aprender más sobre la flora amazónica. En Misahuallí fue muy divertido ver a los monos recibirte en la entrada del pueblo, como si fueran parte de la ciudad misma. Nadar en el río Napo fue una experiencia distinta y revitalizante. El agua te renueva, te recarga de energía y te hace sentir en plena conexión con la naturaleza. La gastronomía fue otro punto especial: probé el maito, la yuca frita y la tradicional chicha. Y también tuve la oportunidad de acercarme a una comunidad indígena, conocer sus rituales y compartir con ellos su hospitalidad.
¿Qué marcó su viaje a las islas Galápagos?
Tuve la oportunidad de ir en 2023 y me encantó. Lo que más me impresionó fue ver que es extremadamente limpia y muy comprometida con el medio ambiente. Se respira sostenibilidad en cada rincón. Recuerdo, por ejemplo, que entrevisté a una señora que tiene una casa autosostenible, como un hotel familiar donde todo se cultiva y se cocina de forma orgánica. Ese tipo de proyectos te hacen ver que la gente allá vive de manera más sana, más conectada con la naturaleza y con un profundo respeto por su entorno.
¿Cuál es tu lugar favorito en Galápagos?
Me fascinó el puerto de Santa Cruz. Es el punto de partida para moverse entre las islas y desde ahí ya sientes que entras a un mundo diferente. La vida allá es mucho más tranquila, la gente se moviliza en bicicleta o caminando; incluso los lobos marinos descansan en el puerto como si fueran parte de la comunidad. También hice snorkel y fue impactante ver tan de cerca los peces y la vida marina. Galápagos es un recordatorio de lo que significa conservar y valorar lo nuestro. Vale 100 % la pena conocerlo antes que cualquier destino fuera del país.

Ping-pong
- Su próxima destino es... el Tren Nariz del Diablo (Alausí).
- En la mochila no pueden faltar… los lentes.
- Prefiere los mapas… físicos.
Créditos. Fotos y producción: Vanessa Tapia (@vantap.photostudio). Vestuario: Sandy Fashion (@sandyfashion). Peinado y maquillaje: Emi Valero (@emivmakeup). Locación: Hotel Boutique Cedros Inn (@hotelcedrosinn).