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ILOWASKY GANCHALA
Acuarela, carboncillo y óleo e instalación componen esta muestra.Cortesía

Ilowasky Ganchala, retratar lo cotidiano

El artista guarandeño retrata a los usuarios asiduos del Parque Urbano Cumandá en su más reciente exposición en la capital

Adultos mayores, bailarinas de twerk, skaters, deportistas, estudiantes de Música, vendedoras de comida, personal de limpieza y de seguridad, perros y sus dueños. Los visitantes habituales del Parque Urbano Cumandá son los protagonistas de Cumandá, las comunidades que lo habitan, exposición individual del artista guarandeño Ilowasky Ganchala, que se inauguró recientemente en la capital.

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Para el creador, trabajar dentro de este espacio fue un ejercicio que surgió desde la nostalgia pues, décadas antes, fue por las puertas de la antigua terminal terrestre Cumandá, donde hoy funciona el parque urbano, por donde ingresó a la ciudad.

“Yo nací en la provincia de Bolívar y me crie en la provincia de Manabí. Llegué a Quito para cursar el colegio, y la antigua terminal terrestre fue el sitio por donde ingresé a la ciudad. Entonces, justo por eso, por esos recuerdos, me parecía bonito regresar y trabajar desde ahí”, señala.

Acuarela, carboncillo y óleo e instalación componen esta muestra, en la que el artista establece un diálogo entre la historia del arte y las representaciones de la ciudad. Pero, sobre todo, con la memoria de sus habitantes.

Para desarrollar las piezas, Ganchala mudó su taller al parque urbano, desde donde pudo crear los acercamientos necesarios y la socialización de la propuesta, así como generar piezas en vivo, registros y archivos audiovisuales que contribuyen a atesorar estas memorias.

“La relación con la persona que es retratada es quizá la parte más difícil, porque dependes de la buena voluntad del otro. Para esta muestra, el proceso fue lento. Empezó por el exterior, con los chicos skaters, con los jóvenes que se ubican en esos espacios al aire libre. Una ventaja fue que, más allá de algún tinte político, el lugar funciona, está organizado y la gente se ha apropiado del espacio. Esa fue una ventaja excepcional para el proyecto porque, al acercarme a los líderes de los distintos grupos que hacen actividades ahí, hubo apertura”, comenta.

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Tras varios recorridos, instaló su espacio pictórico, alterando la cotidianidad del parque y convirtiéndola en un objeto de interés, un objeto a retratar. Estuvo en el sitio durante tres meses. En sus recorridos, también halló personajes raras veces retratados, como quienes están a cargo de la limpieza del espacio, personal de seguridad, vendedores y más.

“Es interesante, porque cuando estás ahí, observando, te encuentras con estas personas que son pilares de los espacios, pero muchas veces son invisibilizadas... Es un acto de contigüidad que nos recuerda que dependemos de otros. Sostener la mirada es tener plena conciencia de mirar, mirarse y dejarse mirar por los demás”, analiza.

El acercamiento, no obstante, fue complejo, pues encontró confusión y vergüenza por parte de sus sujetos. “Históricamente, hay esta idea de que los retratos son para los presidentes o para los famosos, entonces mucha gente me preguntaba que quién iba a querer ver un retrato de ellos. No se sentían dignos de tener un retrato en óleo de sí mismos. Costó mucho convencerlos de que sus historias y sus vidas sí merecían un espacio. Sin embargo, cuando ya llegó la inauguración, la gente fue muy cariñosa, estaba muy agradecida, incluso lloró. Yo mismo lloré dos veces”, recuerda emocionado.

Cumandá, las comunidades que lo habitan estará abierta al público hasta enero 2024. Se puede visitar de martes a sábado entre las 07:00 y las 18:00. La entrada es libre.  “Cuando el arte deja de complacer las tendencias y exigencias de los mercados contemporáneos y se ocupa de lo cotidiano, como las personas que caminan todos los días por un mismo lugar, es cuando recupera su función en la generación de identidades y memorias vivas”, señala Ilowasky Ganchala.

Alejarse de las tendencias

“Cuando el arte deja de complacer las tendencias y exigencias de los mercados contemporáneos y se ocupa de lo cotidiano, como las personas que caminan todos los días por un mismo lugar, es cuando recupera su función en la generación de identidades y memorias vivas”, señala Ilowasky Ganchala.

El artista, licenciado en Artes por la Universidad Central del Ecuador, ganó el segundo premio en la Bienal de Escultura de San Antonio de Ibarra, y en 2022 ganó el segundo premio del Salón de Julio de Guayaquil.

El 8 de diciembre participará con sus obras en una muestra itinerante en Cuenca, en el marco de la Bienal, y en 2024 concretará otras exhibiciones a nivel nacional, entre ellas en el Puerto Principal.

Ilowasky Ganchala
Ilowasky GanchalaCortesía

Inmersiones, un proyecto pictórico de larga data

Cumandá, las comunidades que lo habitan es una muestra ubicada dentro de una propuesta mayor, el proyecto Inmersiones del artista.

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“Mi intención siempre fue empezar Inmersiones con Cumandá, pero la pandemia frustró un poco el orden y las cosas se dieron de otra manera”, recuerda.

La propuesta tras esta serie surgió durante sus recorridos por dos ciudades: Quito y Cuenca. Ahí, en sus centros históricos, Ganchala retrató los rostros y oficios de quienes los deambulaban, entre ellos vendedores de café, floristas, recicladores, vendedores de periódicos, niños y caminantes.

La primera de estas exposiciones abrió sus puertas en abril de 2022 en el Centro Cultural Metropolitano de la capital, con setenta obras.

“Inmersión es inmiscuirse, adentrarse en un sitio. Cuando uno habita un espacio, empiezan a pasar cosas interesantes. Habitando comienzo a conocer gente y rincones, circunstancias, historia y memoria. Eso vale la pena capturar y representar, porque todo cambia y desaparece”, afirma.

La siguiente exposición, también con setenta obras, se inauguró en septiembre del año pasado, en el Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Cuenca. “Yo me adentro en las historias del otro; esa es la inmersión real, porque mi taller es en la calle”, asegura. 

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