Dicen que los hermanos tienen una conexión especial y el caso de ellas lo confirma. Estefanía (39) y María Elena (37) Orellana se consideran una unidad inquebrantable.

Al entrar al hogar donde reciben a EXPRESIONES, se aprecia sobre una mesa varios libros cuya portada la protagoniza su padre, Miguel Orellana, quien en vida fue empresario y político. Las historias del abuelo Miguel son un homenaje para este guayaquileño y la forma que encontraron para mantener viva su esencia.

El lanzamiento que no se dio de un día para otro. Fueron meses de trabajo en equipo, un ritmo al que ellas ya están acostumbradas.

Mientras dialogan, aseguran ser muy unidas y esa complicidad se hace evidente mientras comentan sobre el proyecto que hoy mueve sus días.

• "LA IDEA ES QUE ÉL TRASCIENDA"

Recuerdos personales mezclados con un toque de fantasía forman parte del relato en este primer tomo que las hermanas Orellana han publicado por Navidad. El personaje principal, su padre, falleció en el 2013 de fibrosis pulmonar. 

Es el mismo protagonista del cuento que María Elena escribió tiempo atrás para que sus hermanos le regalaran a sus respectivos hijos, a fin de que estos pudieran conocer, desde sus letras, al abuelo que no alcanzaron a disfrutar.

Pero Estefanía consideró que podía hacerse algo más grande dirigido a más niños. Así, una noche de diciembre de 2020, ella comenzó a escribir las primeras hojas de esta nueva entrega pensada ahora para un público más amplio. Luego, juntas, evolucionaron la historia.

“Mi papá era una persona muy querida. Hasta la fecha se nos sigue acercando gente a contarnos las anécdotas que vivieron con él. Entonces poderlo regresar a la vida a través de estos cuentos es una oportunidad increíble”, dice Estefanía.

Pero la aventura no terminaba ahí. Darle forma desde el diseño hasta la impresión era el paso siguiente. Lo hicieron este año y ahora, en diciembre, lanzaron el primer cuento: El abuelo Miguel en Navidad.

“Nosotras somos súper unidas. Hablamos setenta veces al día desde siempre. Y esa complicidad ha hecho que trabajemos juntas”, refiere María Elena y agrega que para el libro se dividieron las tareas 50/50, desde la edición e ilustraciones hasta el color de la portada.

“La meta es llegar a muchas familias, compartirles un poquito de mi papá, pero a la vez entretener a los niños con estas historias que, además de ser divertidas, transmiten valores y sirven de acompañamiento en la crianza”, explican.

Se dirigen a niños de tres a ocho años y esto les ha servido para que el cuento ya se encuentre distribuido en jugueterías, centros de estimulación temprana e instituciones educativas.

“Somos siete hermanos y él nos educó mucho sobre el trabajo en equipo. Eso es parte de lo queremos transmitir, que en esta época reine la unión familiar”, dice Estefanía.

Se trata, dicen, de que los niños creen un vínculo con el personaje. Porque, como explican, “La idea es que él trascienda”.

• HERMANAS, EL MEJOR EQUIPO

Ambas tienen en común que son madres de familia, esposas y psicólogas de profesión. Esta última faceta las hace trabajar juntas en Árbol de los Sueños, una casa de asistencia para adultos mayores, cuya directora y fundadora es Estefanía.

Este ímpetu de ayudar viene de años atrás. “Siempre me gustó la labor de servir a la gente, de acompañarla. Con 17 años inicié haciendo prácticas en Fasinarm y cuando me gradué de psicóloga comencé como profesora”.

Con ese bagaje fundó en el 2010 el centro donde los adultos mayores pueden desarrollar actividades recreativas y recibir atención psicológica.

“Hay personas que a los 62 años se encuentran solas y ya necesitan un acompañamiento emocional, es entonces cuando ellos nos buscan”, explican.

En ese lugar, María Elena es la encargada de ofrecer terapia psicológica online y a domicilio. Como la modalidad a distancia inició en 2017, en la pandemia los abuelitos ya estaban acostumbrados a ese sistema y pudieron sentirse acompañados por las hermanas Orellana sin sobresalto alguno.

Es cierto que estos últimos tiempos han debido avanzar más lentamente, pero aun así han podido hacer las novenas de Adviento presencialmente. Lo importante, lo saben, es compartir y entregar tiempo de calidad.