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César Litardo
César Litardo es el presidente de la Asamblea Nacional.Expreso

César Litardo: "No bajo aplicaciones para ligar, solo tengo Instagram"

El presidente de la Asamblea Nacional es buen whiskero, amante del seco de pollo, papá soltero, cerebral y no le tiene miedo a nada ni a nadie.

Antes de convertirse en el primer quevedeño en la historia en llegar a la presidencia de la Asamblea Nacional, César Litardo fue un gran dirigente deportivo en su natal Quevedo y un concejal probo. Este docente e ingeniero de profesión despierta grandes pasiones, tanto en la política como en el plano personal. Por eso era necesario sentarlo en el banquillo de El Cuestionario.

Entre sus diversas facetas está haber sido presidente del Club Deportivo Quevedo. ¿Cuál fue su mayor logro en esta función?

En 2002 logramos el ascenso a la Serie A, después de muchos años. Soy un futbolista frustrado. Mi padre me dio a elegir entre el deporte y los estudios. Escogí lo segundo, pero con el tiempo me saqué la pica en la dirigencia del Deportivo Quevedo.

Asumo que ocupar la Presidencia de la Asamblea Nacional es demandante y se necesita ser estratega para armar un equipo y lograr consensos.

En la vida hay que hacer las cosas por pequeñas o grandes que estas sean, de manera correcta pero con sinceridad y frontalidad, como me he manejado política y profesionalmente.

¿Y cómo ha sido presidir la Asamblea en tiempos convulsionados?

No solo asumirla con responsabilidad, sino hacerlo en los actuales momentos políticos, con un octubre de 2019 en el que hubo claras intenciones de desestabilizar Ecuador. Y luego la pandemia. Usted recordará que antes había solo una fuerza política con 100 asambleístas, pero ahora existe una diversidad con la que ha sido posible lograr consensos.

Ya que usted menciona lo de octubre del año pasado, ¿es cierto que lo llamó un político poderoso para proponerle un golpe de Estado y usted se negó?

No. Nadie me llamó en esa línea. Siempre hubo esos rumores... Lo que sí es cierto es que mantuvimos el régimen democrático y así lo recordará la historia. Antes, en similares circunstancias lo normal era derrocar a un presidente de la República.

César Litardo
El político es uno de los mayores impulsores del emprendimiento en Quevedo.Gerardo Menoscal

Hablando de conservar la línea, me dicen que usted es ‘cuchara brava’. Explíqueme.

Como buen costeño, claro (risas). ‘Cuchara brava’ es un proyecto que tiene seis años, es un emprendimiento que apoya a las huecas de la provincia de Los Ríos. El año pasado, en un día asistieron 20.000 personas. Es increíble cómo se dinamizó la economía de estos locales comerciales. En Quevedo no solo se come chaulafán, es una ciudad cosmopolita, puedes disfrutar de un seco de gallina, un hornado o un ceviche.

Hablando de ceviches, ¿por qué no le gusta la yerbita?

(Risas) Nunca lo he contado, pero se volvió un olor no tan grato cuando de niño me regalaron un conejo y yo lo alimentaba todos los días con yerbita. Hay por ahí dos o tres cosas que no como...

Sé que su debilidad son el seco de pollo y la lasaña.

El seco de pollo debe estar entre los primeros, de ahí la lasaña, el arroz con menestra, el ceviche. Y de la Sierra, el motepillo.

¿Es cierto que come por ansiedad?

Si es estrés por algo de la Asamblea, no lo hago, depende del grado de ansiedad; pero como pocas veces me estreso, me alimento bastante bien.

Tiene fama de ser muy asequible, algo pocas veces visto en un cargo como el que usted ocupa. A algunos asambleístas al verlo sonreír bajándose del podio para conversar con ellos se les va el coraje.

Quienes venimos de los pueblos como yo y tenemos raíces montuvias somos personas sencillas. Tuve una buena formación en casa y también en lo académico y profesional, lo que me puso los pies sobre la tierra y me hizo entender que todo en la vida es pasajero, incluyendo el poder. Solo hay que servir y yo respeto mucho el marco democrático dentro de la Asamblea con la diversidad de criterios y opiniones que existen.

¿Es cierto que su frase favorita es ‘sentémonos a conversar’?

Hay que sentarse con todos a conversar y buscar consensos. Hemos aprobado este año casi 20 leyes y en el 90 % por unanimidad.

Tanto es así que cuando es su cumpleaños van invitados de todas las bancadas, de izquierda a derecha.

(Risas) Hay que apagar las cámaras. Si no, todos los programas de farándula estuvieran ahí, muy pendientes. La política no hay que tomarla de manera tan personal. La comparo con un partido de fútbol. En la cancha uno se pega o se insulta, la rivalidad está ahí; pero luego termina el Clásico y seguramente los jugadores se van a comer juntos. Hay que defender una posición, pero sin llegar a una enemistad.

¿Es verdad que es descomplicado en la política pero complicado en asuntos del amor?

Puede ser (sonríe).

¿Ha bajado aplicaciones para ligar?

Nunca lo he hecho. Solo tengo Instagram, por ahí me escriben las fans (risas).

¿Usted sería el protagonista de la serie Papá soltero?

Estamos luchando con eso.

Mito o realidad: ¿usted se iba a casar y se arrepintió un día antes?

No. Nunca tuve planes de casarme. Tengo una relación muy cordial con la madre de mis hijas, ellas son el eje de mi vida.

Hablemos de otra novia, aquella con la que usted rompió el compromiso cuando un día llegó a su departamento y encontró todo cambiado en la decoración sin haberle consultado.

Hay algo de verdad. No le tengo miedo al compromiso, para todo hay un proceso, pero acá todo fue muy rápido (risas). Teníamos apenas dos meses. Las cosas no se hacen de manera unilateral. Deben existir consensos en el amor y en la política.

RAPIDITAS

¿Teme a algún asambleísta?

A ninguno

¿Y a usted le temen?

No creo.

¿Miedo a alguien?

A nada ni a nadie.

¿Qué sentimientos genera?

En unos dos o tres asambleístas, algo de envidia porque querían mi cargo.

¿Más cerebro que corazón?

Cabeza fría siempre.

¿Marco Troya?

Un gran amigo.

¿Pedro Pablo Perlaza?

Satisfacción, lo vi crecer en el fútbol.

¿María Paula Romo? 

Gran amiga que hizo un gran trabajo por el país en una época compleja.

¿Cómo se lleva con los chicos de la mesa chica? 

No sé quiénes estén ahora en esa mesa, pero tengo una buena relación con todos los ministros.

¿Baila hasta abajo?

Con dos tragos encima.

¿Paladar exquisito, de Johnny Azul para arriba?

No, ‘pájaro azul’ tal vez. Soy whiskero, pero también tomo otras bebidas.

¿El mejor legado de su mamá?

El cariño, la preocupación por la familia y los mejores valores.

En alguna ocasión cuando fui a China llegué en calentador y zapatos tenis. No me imaginé que una enorme delegación junto a la prensa bajo un estricto protocolo me estaba esperando. Me pusieron un saco dentro del avión, pero no me cambié de zapatos