Arquitectura Guayaqui
Tanto Las Peñas como el malecón del Salado constan entre los espacios que generan alegría.Christian Vinueza

Los rincones de la ciudad que sanan al guayaquileño

Samanes y Guayarte constan entre los pocos sitios que generan bienestar. A la ciudad le faltan políticas de cuidado y edificios más acogedores

Los edificios y espacios públicos de una ciudad influyen en la esfera psicológica y existencial de las personas. Para expertos en psicología, arquitectura, urbanismo y diseño de interiores consultados, Guayaquil tiene lugares que crean diversas emociones en el ciudadano y que influyen en la salud mental y física de los porteños.

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Para el psicólogo Luiggi Sáenz de Viteri, el Puerto Principal tiene un diseño de estructuras y espacios que ha cambiado a lo largo del tiempo y que esto ha afectado en el bienestar de las personas. “La funcionalidad, seguridad y accesibilidad son factores que influyen mucho en el bienestar real y satisfacción de los habitantes. Un lugar seguro puede disminuir el estrés, la ansiedad y otras afecciones crónicas, mientras al mismo tiempo se genera un sentido de pertenencia que vincula a las personas con su cuidado”, asegura.

En la ciudad, Sáenz de Viteri observa puntos para el descanso mental como el Parque Samanes, el Malecón 2000 y el del Salado y el Parque Forestal, que pueden ser disfrutados ofreciendo más seguridad que el resto. “Lo recomendable son espacios al aire libre en los que pueden socializar la mayor cantidad de personas, niños, mujeres, personas con discapacidad y se integra a la naturaleza. Esto crea un estado de bienestar importante en la ciudadanía, pero debe ir unido a políticas de cuidado y seguridad, que es lo que falta”, reconoce.

En la arquitectura son varios los elementos que se toman en cuenta, puesto que las estructuras guardan una conexión intrínseca con los individuos. El color, los materiales, la iluminación y los elementos de diseño son algunas de las características que para Natalie Wong Chauvet, decana de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), son importantes para la experiencia de las personas, ya que con estos se crea un ambiente acogedor para la convivencia.

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Arquitectura Guayaquil
El malecón es uno de los puntos con más atractivos turísticos de la ciudad.EXPRESO

Para la especialista, en Guayaquil se debe construir vías con un ancho de acera adecuado, y se debe repensar la construcción de manzanas, muchas de ellas hoy con muros que crean sensaciones negativas. “Las aceras angostas hacen que el ciudadano se sienta inseguro en relación con el tráfico vehicular, y las manzanas que cuentan con un muro como cerramiento pueden causar una sensación de encierro, pues no existe una conexión entre el espacio privado y público”, asegura.

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La arquitecta Angélica Peralta, quien participó en el concurso de ideas para rescatar el centro que lanzó EXPRESO y obtuvo el segundo lugar con el proyecto que apuntó a multiplicar los espacios verdes en el sector, coincide en el tema. Para ella no es lo mismo caminar por una vereda de 80 centímetros de ancho que obliga al caminante a lanzarse a la calle cada que aparece otro en la ruta o se topa con mobiliario urbano mal colocado;    que hacerlo en una de tres metros de ancho que permite desplazarse en doble sentido y que además tenga la correcta iluminación. “Son estos elementos los que nos harán sentir cómodos y cobijados;    y convertirán a determinado territorio en un espacio amigable y atractivo para su gente, sea local o turista”, sentencia.

BarriosLa falta de áreas verdes, puntos de encuentros, murales en los sitios comunes y el exceso de rejas, evita que los ciudadanos experimenten bienestar a plenitud.

Daniela Montiel, quien vive en Los Ceibos, reconoce este punto, pero advierte ­­que, hablando de las rejas, por el grado de violencia que se experimenta en la ciudad “uno se ha obligado a pensar que reja es sinónimo de protección”. “Yo vivía en la Alborada y era una de las ciudadanas que, como el resto, clamaba por rejas en los parques, en los callejones y las calles. Así, erróneamente me sentía menos vulnerable, aunque igual nos robaron. Hace un año me cambié a Los Ceibos, donde respiro más seguridad. Hay menos rejas, lugares abiertos, hay más sombra que otros vecindarios y eso me ha hecho confiar en mi entorno. No digo que aquí no pase nada, pero en este barrio me siento un tanto libre. Si el Municipio, si el Gobierno, trabajaran por hacernos sentir así, viviríamos felices”, advierte.

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Algunas de las recomendaciones además de la construcción de una ciudad más accesible, a decir de Wong, es la relación que se guardan con los espacios verdes.

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Los expertos aconsejan mayores sitios de recreación y la relación del ciudadano con la naturaleza.Christian Vinueza

Israel Maridueña es diseñador de interiores y habla con EXPRESO sobre su experiencia en otros países en relación a este tópico. “En Guayaquil se necesitan parques, muchos más. Parques que tengan todo para disfrutar de la familia y los amigos, de los vecinos. Viví en San Juan, en Argentina, donde el sol es mucho más fuerte que acá, pero no se siente porque está plagado de árboles. En estos puedes estacionar tu auto, caminar por las veredas, hacer vida comunitaria...”, detalla.

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Juan José Jaramillo, urbanista y catedrático, comparte estas ideas, pero incluye un problema latente en el Puerto Principal. “Faltan definitivamente áreas verdes y parques, así como espacios abiertos conectados. La salida del aeropuerto es una oportunidad para ganar algo de verde al gris. Esto, hablando del norte, pero en el sur existe un verdadero problema porque al estar bastante consolidado ya no hay áreas vacías. Cuando se quiere hacer una avenida se expropia tranquilamente, pero casi nunca se expropia para hacer un parque, allí parte el problema”, afirma.

Otro tema en el que hacen énfasis los expertos es la relación del ciudadano con el río. Para Wong, en la ciudad si bien se han realizado diversas intervenciones que permiten el uso y disfrute del espacio, en este sentido queda mucho por hacer. “Hay que acondicionar los espacios para que se puedan realizar actividades deportivas o recreativas que permitan beneficiar la salud de todos...”.

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En este punto, Peralta se centra en las periferias. “Estas necesitan mobiliario urbano, pero también equipamiento de recreación, salud, educación, administración pública. Si se opta por poner en práctica el concepto de ser una ‘ciudad de 15 minutos’, lo que reduce la posibilidad de usar un vehículo y te invita a caminar, habrá un impacto psicológico favorable. Si ves árboles a tu alrededor, ciclovías, arte; si ves un barrio vivo, no vas ni siquiera a sentir el tiempo que te movilizas para llegar a tu destino. Querrás salir y lo harás feliz, y todo eso aportará a tu salud física, emocional, mental”, piensa.

En sitios con sombra, con buenas aceras y texturas de suelo no    rutinarias, hay un evidente bienestar que te invita a caminar.

Angélica Peralta
arquitecta  especializada en hábitat

Cuando un sitio o edificación está bien diseñada, todos sienten bienestar, entran en la misma sintonía.

Israel Maridueña
diseñador de interiores

La neuroarquitectura, la clave para el cambio

La neuroarquitectura ha adquirido mucha importancia en la academia, ya que busca que mediante el diseño se logre una experiencia única y placentera en los distintos espacios, a fin de influir en el comportamiento y las emociones del ciudadano.

Israel Maridueña, CEO & director creativo de Alva Estudio, manifiesta que los espacios o edificaciones de una ciudad influyen en el estado de ánimo y la visión de la persona. “Un ejemplo visible es Guayarte, aquí vemos mucho el tema de las artes y un ambiente pensado para jóvenes. Entonces la gente que acude a este espacio es juvenil o quizás no es tan joven, pero influye el concepto, lo que cambia su ánimo, su comportamiento y más. Ves a todos contentos, en la misma sintonía, sin importar la edad”, argumenta.

En la actualidad existen espacios de discusión para esta temática, tales como la Academia de la Neurociencia para la Arquitectura (ANFA) creada en el 2003.

En Guayaquil, en la UEES, se considera esta temática en las distintas materias de la carrera de arquitectura y diseño, y, según Natalie Wong, decana de la Facultad de Arquitectura, se impulsa a que “los diseños de los estudiantes respondan a las problemáticas actuales teniendo al usuario como actor principal”.