Héctor Hugo
El catedrático e investigador Héctor Hugo, coordinador del Proyecto COVID-19.Christian Vinueza / Expreso

“A Guayaquil no la salvamos a tiempo, pero se evitó algo peor”

Los verdaderos héroes de esta pandemia no son funcionarios públicos, sino intelectuales que trabajaron madrugadas enteras por la emergencia.

Guayaquil, según la alcaldesa Cynthia Viteri, logró un registro de hasta 20 días sin muertes por COVID-19 cuando lo más crudo de la emergencia había pasado; pero también vio morir a más de diez mil hijos el año de su Bicentenario en los momentos más difíciles de la crisis. Héctor Hugo, coordinador y mentalizador del Proyecto COVID-19, la iniciativa que aportó con data a la Mesa Técnica que asesoró al Municipio en el accionar contra la pandemia, admite que no hay nada que celebrar tras las miles de muertes registradas, pero afirma que de no haberse hecho nada desde la sociedad civil, probablemente el escenario habría sido peor. Esta entrevista repasa las acciones de esos héroes anónimos que no han tenido la oportunidad de salir en la portada de un periódico internacional, y recuerda a la autoridad que la lección más importante de la pandemia fue el trabajo en equipo y la apertura a la participación ciudadana. A Guayaquil la salvó Guayaquil resume este catedrático. Y luego sustenta el porqué.

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¿Qué exactamente es el Proyecto COVID-19 y cómo se conformó?

Es una respuesta a una necesidad urgente del país. Ecuador no tenía un norte para tratar la pandemia y los efectos que causaba en la población. Sentí la necesidad de colaborar y emprendí la búsqueda de soluciones inmediatas para contener la propagación del virus: microzonificación, trabajo en unidades barriales con mayor concentración de casos, entre otras. Una vez conocida la problemática, se realizó una integración multidisciplinaria con científicos internacionales, médicos, expertos en epidemiología e investigadores. A inicios de marzo de 2020 se pudo ya realizar una evaluación de los datos presentados oficialmente.

Héctor Hugo se tomó muy en serio su investigación. A la par que cumplía con sus quehaceres como director de Infraestructura y Obras de la Universidad de Guayaquil, dedicaba su tiempo libre, incluso las madrugadas, para analizar la data existente con información del INEC, e identificar las zonas de mayor vulnerabilidad, necesidades básicas insatisfechas, vivienda precaria, entre otros factores. Para ello logró acceder a una base de datos que le permitió hacer el montaje de los casos y las proyecciones de los contagios en el territorio guayaquileño. Eso a mediados de marzo.

Si todo hubiera estado bien, no participábamos y nos habríamos dedicado a aplaudir.

Héctor Hugo, investigador.

¿Cuál era el objetivo de esta recopilación de información y cómo se usó?

Buscar problemas para proponer soluciones. El análisis territorial es como darle espacio físico y visibilidad a un virus que es invisible. Los datos mapeados en una plataforma digital, junto con las proyecciones del científico de datos Carlos Bort (invitado internacional del Proyecto COVID-19), fueron entregados de forma inmediata a la Mesa Técnica (equipo de trabajo sin fines de lucro conformado por especialistas médicos, instalada apenas se supo del primer caso, para buscar vías de contención del virus) y permitieron establecer las zonas con mayor número de casos y dónde se debían priorizar las ayudas y potenciar la atención temprana. Fue una herramienta para armar la estrategia que fue presentada a todos los niveles de Gobierno y que finalmente acogió la Municipalidad.

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¿Qué criterios tuvo en cuenta al armar el equipo?

La interdisciplinariedad. Se utilizó un enfoque sistémico. El territorio da la posibilidad de mirar todos los escenarios, y no solo el punto de vista médico. Había que integrar a todas las áreas (desde infraestructura hasta ordenamiento barrial).

¿Qué rescata de este trabajo multidisciplinario?

El apoyo de los actores involucrados: el doctor Washington Alemán, que lidera la Mesa Técnica, y especialistas como el epidemiólogo Francisco Andino y los investigadores del Proyecto COVID-19, el científico de datos Carlos Bort, el empresario Carlos Koch, los doctores Luis Falquez, Víctor Naula, entre otros. Hubo una capacidad de unión admirable.

Sobre élEs máster en Planificación Territorial y Gestión Ambiental. Ejerce como catedrático de la facultad de Arquitectura y es director de Infraestructura y Obras de la Universidad de Guayaquil. Sacó adelante la transformación de la parte exterior de ese centro de estudio a través del Proyecto Delta, que se creó en la academia y se entregó para ejecución al Municipio. También mentalizó el Proyecto COVID-19.

Hubo más de diez mil muertos. ¿Qué motivos tenemos para celebrar que hoy haya un registro de varios días sin fallecidos por COVID-19?

No hay motivos para celebrar, pero el trabajo es un ejemplo de recuperar el equilibrio. Si no se actuaba, se hubiera mantenido ese nivel de mortalidad.

Compartió con los investigadores lo más crudo de la pandemia. Si debe responder cómo fue que la ciudad salió aparentemente de esto, ¿qué diría?

El tesón y el esfuerzo de la ciudadanía fueron lo más rescatable. Las prevenciones desde los hogares aportaron mucho y ayudaron a contrarrestar el poco manejo técnico de la gestión de las autoridades en la crisis, porque hay que reconocer que si todo hubiera estado bien, no habríamos tenido que participar en la emergencia y simplemente nos habríamos dedicado a aplaudir.

Ecuador no tenía un norte para tratar la pandemia y los efectos que causaba en la población.

Héctor Hugo, investigador.
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Cuando afirma que hubo poco manejo técnico, ¿a qué se refiere?

Las cifras oficializadas eran matemáticamente nulas. No se analizó lo que estaba sucediendo en el mundo. No hubo atención temprana. Enviaban a los centros de salud y ni siquiera había triaje hospitalario esos días... El caso cero, hoy se sabe, no fue el primero. Entre enero y febrero, solo de España ingresaron 19.000 viajeros vía aérea. Además, quien estaba frente a Riesgos (Alexandra Ocles) llegaba a los enlaces a leer un papel. Se notaba la falta de experticia.

Entonces, después de todo lo visto, ¿quién salvó a Guayaquil en realidad?

La salvamos todos: la academia, la empresa privada, la autoridad que escuchó a la mesa técnica. A Guayaquil no la salvamos a tiempo, pero se evitó algo peor. Hubo un rol de cada uno. El punto clave fue aceptar el asesoramiento de la mesa técnica, aunque haya sido tarde.