Parque descuidado Alborada
El monte ha cubierto los diferentes parques de la ciudad, como el ubicado en las manzanas 26, 27 y 24 de la Alborada XIII etapa, donde los juegos infantiles han desaparecido.Carlos Klínger / EXPRESO

“Los parques están marchitos; el Cabildo nos tomó el pelo”

En la Alborada XIII etapa, las áreas verdes están olvidadas desde hace seis años.  La maleza las cubre.  Los vecinos las intervienen

Con el monte que sobrepasa las rodillas, con mosquitos, basura y los juegos infantiles dañados. Así lucen los parques de la decimotercera etapa de la Alborada, norte de Guayaquil, cuyos vecinos se están agrupando para intervenirlos, pese a que esta tarea es competencia del Municipio, aclaran.

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“Llevamos más de seis años pidiendo a la Alcaldía que arregle las áreas verdes. Lo hicimos en la administración de Jaime Nebot y también en la de Cynthia Viteri, que está por concluir. Nos prometieron que lo harían, pero eso no ha sucedido. Los parques siguen marchitos, el Cabildo nos tomó el pelo, nos engañó”, dice Verónica Soto, líder del consejo barrial de la Alborada XIII etapa.

Junto a un grupo de vecinos, Soto recorre el parque que abarca las manzanas 26, 27 y 24, donde la maleza ha tapado las resbaladeras oxidadas, así como los sube y baja y los bancos deteriorados.

“El parque tiene las luminarias dañadas y la oscuridad es aprovechada por los antisociales para esconderse, fumar y libar cuando llega la noche. Cuando los veo, prefiero no salir de mi casa”, manifiesta preocupada, al mostrar una decena de solicitudes enviadas a la Dirección de Áreas Verdes, que no han tenido la respuesta deseada.

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EXPRESO trasladó este reclamo de los vecinos al Municipio, pero hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta.

María Sánchez, quien vive en la zona desde hace tres décadas, comenta que nadie llega a limpiar la mala hierba, que atrae a los mosquitos y otros insectos que ponen en riesgo la salud de la comunidad”, al destacar que ante el abandono de las autoridades municipales, ellos han tenido que asumir la tarea de mantenimiento.

Las lluvias, la crecida de la maleza y la falta de mantenimiento por parte del Municipio han hecho de los parque, en general, sitios peligrosos donde nadie puede ir a recrearse.

Verónica Soto, líder del consejo barrial de la Alborada XIII etapa

“Hacemos autogestión para conseguir recursos para las tareas de limpieza, desbroce, pintura y mantenimiento; pero no podemos seguir haciendo un trabajo que le compete al Cabildo. Ya es hora que este asuma su responsabilidad”, añadió Teófilo Macías, uno de los fundadores de esta zona, quien vive al lado del parque y debe convivir con los problemas que de allí se desprenden.

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Pero ese no es el único sitio de esparcimiento que muestra abandono. En las manzanas 22 y 23, hay otro que parece que ha sido atravesado por un ciclón.

Los pocos árboles que tenía fueron talados y se tumbaron los elementos recreativos existentes. Ahora solo hay piedra y tierra. Dicen que lo van a reparar, pero ya no creemos ese cuento, porque siempre nos han engañado”, menciona Mirella Tello, otra residente de la Alborada.

Los vecinos estamos unidos para mejorar la imagen de los parques, pero no tenemos la ayuda del Municipio, que se ha olvidado de estas áreas y también de nosotros.

Teófilo Macías, residente de la XIII etapa de la Alborada

En el sector se observa maquinaria pesada que está removiendo el pavimento de las calles, pero también ha destruido lo poco que servía de esta área.

Parque descuidado Alborada
En el parque de las manzanas 22 y 23, los pocos árboles que habían han desaparecido. Solo hay tierra.Carlos Klínger / EXPRESO

Más adelante, en el callejón 19, de la manzana 737 de la avenida Tulipanes, hay otro parque donde la basura acumulada fuera de los tachos y el agua estancada han provocado la proliferación de roedores que no solo habitan en el sitio, sino que también se han trasladado a las villas cercanas.

EsperanzaLos residentes de la Alborada decimotercera etapa esperan que el nuevo alcalde de la ciudad escuche sus necesidades.

“Debemos permanecer con puertas y ventanas cerradas para evitar los malos olores e impedir que las ratas ingresen”, reprocha Tello, al reiterar que nadie quiere ir a jugar a este parque, cuyas camineras se volvieron resbaladizas y peligrosas por el moho existente.