Incendio
En este sitio nació Gladys y dos de sus hijos.Juan Faustos

Un incendio los dejó sin casa y con muchas deudas

Drama. El incendio pone a apuros a Gladys Jama, madre soltera, quien perdió la vivienda en la que habitaba con sus 4 hijos. Su apellido es una ironía, pues este le recuerda una de sus tantas carencias.

Gladys Jama trata de ser fuerte frente a su familia. No quiere dar a notar su preocupación y tristeza a sus hijos John David, de 16 años, Christopher Joao Ojeda (14), Nayely Contreras (12) y Johan Ayoví (8).

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Esta familia, liderada por una madre soltera de 32 años, el pasado 16 de abril, aproximadamente a las 12 de la noche, perdió su vivienda y todas sus pertenencias en un incendio en el sector de Mapasingue Este, norte de Guayaquil.

A pesar del fuego, la guayaquileña agradece a Dios, pues su tesoro más preciado, sus vástagos, no estaban en casa cuando la construcción de madera y caña fue calcinada por las llamas.

“Como trabajo en un bar, en el centro de la ciudad, a los niños los dejo con una amiga, quien gentilmente me los cuida, es por el mismo sector. Aunque a veces, ella venía a acá y pasaba con ellos, hasta que llegara, pero gracias al Señor ese sábado estuvieron en su domicilio”, manifiesta con gran alivio.

La impotencia de un joven

Quien no pudo evitar las lágrimas al ver los escombros y las cenizas fue John David.

Desde el domicilio de su vecina pudo ver como la llamarada le quitaba todo lo que su madre ha conseguido a punta de varios ‘cachuelos’, como arreglar uñas, coser ropas y vender bebidas en un bar.

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“El lugar en el cual estábamos se encuentra a unas cinco cuadras de nuestra casa y unos conocidos me dijeron: “¡Se está quemando tu ‘caleta’! Sin pensarlo salí corriendo con mis hermanitos y junto a la barriada intentamos apagar el fuego con baldes, luego llegaron los bomberos y se nos unieron, pero no pudimos hacer nada. El incendio nos ganó”, relata el adolescente, quien vuelve a llorar con solo recordar.

El sollozo del chico también se da porque John David ve a sus hermanos buscar, escarbar, una y otra vez, tratando de encontrar algo que pueda servirles, pero fallan en sus intentos.

Incendio
El incendio dejó todo en escombros.Juan Faustos

Otro desastre, las deudas

Gladys no sabe cómo inició el siniestro, pero lo que sí conoce es que está endeudada, pues justo había comprado a crédito una máquina de coser, que prácticamente se derritió, pues la mayoría de sus partes eran plásticas.

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“Todavía la estaba pagando, debo varias letras y con este equipo me ganaba alguito para darle a mis hijos”, expresa la progenitora.

Pero eso no es todo, asegura que su vivienda la adquirió por medio del proyecto Hogar de Cristo y que la está pagando, esa es otra deuda, la cual ve difícil cancelar, porque en el bar en el que trabaja no gana un sueldo fijo, sus ingresos son por ventas.

Para lograr ganar $ 15 diarios debe vender unas 20 a 30 botellas de cerveza, lo cual le sirve para medio comer. Por eso su apellido Jama le recuerda que debe ponerse las pilas en las ventas para así llevarles comida a sus hijos.

Sin nada para la escuela

A Gladys le cuesta reunir cada centavo, por eso para que no se le acumule las compras de uniformes y útiles escolares de sus chicos empezó a hacerlo desde diciembre del año pasado.

“Lo tenía guardadito y todo eso se quemó, ahora no tienen cómo ir al colegio y a la escuela. Y ya estamos por comenzar la jornada escolar”, expresa preocupada.

Sin embargo, una frase rompe aquel silencio, era la pequeña Nayely, quien le dijo: “Tranquila mami, volveremos a tener nuestra casita”. Esas palabras, llenas de certeza, avivaron la fe de Gladys, las cuales le ‘quemaron’ el corazón y le recuerdan que el incendio no puede apagar su deseo de seguir luchando por su descendencia, cueste lo que le cueste.

Si quieres darle una mano a esta familia puedes comunicarte al 099 918 8443