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Antonio Navío, Catedrático investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)..Nelson Tubay

"Si evaluamos con una sola prueba, nuestra visión del alumno siempre será sesgada"

ENTREVISTA: Antonio Navío, PhD en Pedagogía. Experto español en la formación de docentes y la evaluación de impacto. 

CONTEXTO: En medio de las protestas de estudiantes y padres de familia por la aplicación y los resultados de la Prueba Ser Bachiller, este Diario aprovecha la visita a la ciudad del experto español, cuyas áreas de investigación están relacionadas con la formación de docentes y la evaluación de impacto, para hablar sobre este tema. 

La evaluación del aprendizaje de los alumnos tiene múltiples formas: oral, escrita, exposiciones, etc. Pero usualmente las pruebas más importantes son escritas. ¿Por qué ocurre esto? ¿Acaso el profesor requiere de una evidencia de lo que ha calificado?

El examen escrito, como prueba de evidencia de aprendizaje, es la más tradicional. Forma parte de nuestra cultura. Esto tiene que ver también con la propia concepción del sistema educativo: un maestro para un grupo grande de alumnos, con lo cual el examen escrito es una prueba para todos al mismo tiempo; mientras que el examen oral sería el profesor frente a un alumno, de manera individual, con el consiguiente tiempo para ello. Creo que el examen escrito toma su principal peso en esto. También forma parte de nuestra tradición. Pero sí es verdad que la preponderancia del examen escrito debe acompañarse de otras actividades que no son propiamente escritas, aunque sí se registran por escrito. Muchas veces determinados aprendizajes no se pueden demostrar por escrito, sino por actuaciones.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, sabiendo hacer algo: en un contexto de laboratorio, de realidad práctica. Entonces, aquello pasa a ser escrito por el profesor, que lo que hace es observar la actividad de un alumno. Siguiendo una pauta muy estricta. Creo que nuestros sistemas educativos deben buscar esta variabilidad, que no sea solamente el examen escrito, sino también el poner por escrito, por parte del profesor, conductas que el alumno realiza. Y que no solo lo escriba el profesor, sino también otros agentes, que pueden ser el propio alumno (autoevaluación) o el compañero (coevaluación), con esa perspectiva. Creo que si hacemos eso completaríamos una evaluación que ya no sería tan tradicional.

Suponemos que también depende de lo que se quiere evaluar: un conocimiento, una destreza, una capacidad...

Exactamente. En la maestría estamos poniendo énfasis en esa idea: dime cómo evalúas y te diré qué es lo que enseñas. Una sola evaluación no sirve para evaluar todo el aprendizaje. En ese sentido, cabe reparar que la evaluación debe ser multidimensional. No puede ser que todo lo evaluemos con una prueba escrita; o todo lo evaluemos con una prueba cualitativa, abierta. Hay cosas que merecen hacerse mediante algo muy concreto. Porque es algo cierto que el alumno debe saber esos 20, 30 conceptos clave, porque si no los sabe no formaría parte de una sociedad. Pero en cambio, hay cosas que deben evaluarse de otra manera. Así como en el ejemplo que usted cita: lo conceptual, lo procedimental y lo actitudinal. Son tres áreas del saber que el alumno debe demostrar y no con un único instrumento. Se evalúan de distinta manera.

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Navío dictó en Guayaquil un curso sobre evaluación del aprendizaje del alumno, dirigido a profesores.Nelson Tubay

¿Cuál es el riesgo o el efecto de evaluar con un solo instrumento?

Si vemos al alumno desde una perspectiva de un solo instrumento, nuestra visión siempre será sesgada. Con lo cual, eso de que uno será reprobado, otro será aprobado y otro más será muy aprobado con excelencia, será sesgado. Probablemente si cambiamos el instrumento, las torres cambian. Es decir, aquel que no era muy brillante en una prueba objetiva, resulta que con una exposición o una entrevista, es mejor que aquel que sabía conceptualmente los contenidos. Yo creo que esa es la clave: el profesor que no se limita a un solo instrumento, sino que lo adapta en función de su conocimiento y su saber hacer.

Le comentamos a Navío sobre el contexto social del país con respecto a las Pruebas Ser Bachiller, cuyo puntaje determina el ingreso de estudiantes a la universidad. Los alumnos responden 120 preguntas tipo prueba objetiva que la autoridad de Educación elabora. Han habido quejas de los jóvenes y sus padres por los contenidos, los resultados y la filtración de las preguntas. Incluso, se ha llegado a pedir la eliminación de esta prueba.

Uno de los argumentos es que no es posible que una sola prueba determine quién ingresa o no a la universidad. ¿Cómo se puede lograr un sistema mucho más objetivo, más justo?

Objetiva lo es y mucho. Es una prueba estandarizada que se responde por computador. Imagino que detrás hay personas que cuando elaboran la prueba pueden cometer errores, como se cometen en cualquier ámbito de la vida, pero para mí tiene el valor de prueba de evaluación. El problema es si los chicos que tienen que ir a la universidad en el Siglo XXI, es suficiente que demuestren solo lo que puede recoger una prueba objetiva. Esa es mi gran duda. Y no lo digo solo desde la realidad de Ecuador, sino incluso desde mi realidad (España).

¿Por qué?

Cuando los chicos finalizan el bachillerato, aprenden una serie de contenidos, de habilidades, de destrezas, de aptitudes, que les permiten ser mejores personas. Son o están a punto de ser mayores de edad. Claro, cuando tienen que ingresar a la universidad, puede que a través de un examen demuestren su valía para ello. La pregunta sería si esos chicos están demostrando que están preparados para ese estudio que quieren cursar o es solo una especie de prueba de nivelación. (…) Yo creo que llegará un momento en que esas pruebas tendrán que complementarse con pruebas específicas. Para ingresar a una carrera de salud, a una de educación, de ingeniería... Esto está pasando ya en España en algunas regiones.

Usted habla de complementar, no de reemplazar.

Creo que reemplazar una cosa por otra es contraproducente. Si quitamos la Selectividad (nombre del examen en España) y lo reemplazamos con algo que en lugar de ser estandarizado es abierto, lo único que vamos a generar es más problemas. Pero la idea sería complementar. Por ejemplo, para ser profesor de educación primaria, en algunas regiones de España lo que se hacen son pruebas específicas de competencias, sobre todo de dominio de Lengua y de Matemática. Porque se considera que un profesor de primaria debe tener un buen nivel de comprensión lectora, expresión escrita y matemática. Hay quienes pasan perfectamente la Selectividad, con buena calificación para entrar en esa carrera, pero en cambio reprueban las de aptitud personal. Algo pasa...

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Hay memes que reflejan el temor y la angustia que genera la evaluación en los alumnos.Internet

La palabra evaluación tiene una connotación negativa desde la época escolar. Desde pequeño se aprende a temer al examen. Eso condiciona el rendimiento de muchos chicos. ¿Cómo se puede transformar en algo positivo, al menos quitarle la carga de temor?

Tradicionalmente tenemos temor. Estoy dando un módulo de una maestría, con alumnos adultos todos, y la tarea que les propongo de evaluación genera temor. ¿Por qué? Porque hay una concepción de la evaluación como certificación, como calificación. Todos hemos pasado por ahí. Aprendemos para ser evaluados. No para ser mejores personas, sino para ser evaluados. Evaluado con éxito o con fracaso. Hay que intentar girar esa visión y conseguir que esa evaluación no sea calificadora, sino formadora. Evaluar para aprender. Es lo que tiene que lograr un profesor en su tránsito.

También circulan en Internet chistes y memes sobre evaluaciones mal hechas, que son respondidas con gracia o ironía por los estudiantes. O con respuestas imprevistas, pero que también podrían considerarse buenas. ¿Cómo un profesor puede asegurarse de que su evaluación está bien hecha?

La clave para saber si su evaluación está bien hecha, aparte de recibir capacitación, es trabajar colaborativamente. Cuatro ojos ven más que dos. Y si tengo seguridad de que mi evaluación es buena, porque tengo capacitación, conocimiento, formación, etc, está bien. Pero si además, a mi lado tengo un equipo docente que me ayuda a formularlas, esa evaluación será la mejor en nuestro centro educativo, en la región, en Ecuador. Para mí esa es la clave, el trabajo colaborativo.

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En Internet circulan chistes e imágenes de pruebas que podrían ser respondidas de las maneras más imprevistas.Internet