UPC Urdesa
Hecho. La ciudadanía pide atención y la recuperación del espacio.Cortesía

Guayaquil: La esquina del desamparo urbano e inseguridad

Las quejas surgen cerca del puente que une Urdesa con Miraflores

A orillas del puente que une las ciudadelas Urdesa y Miraflores hay una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) que, a decir de la ciudadana Janett Zúñiga, se encuentra en estado de abandono.

Urdesa

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A través de una carta enviada a EXPRESO, la lectora denunció que el sitio, lejos de dar seguridad a las familias, se ha convertido en un “refugio de malandros y peligroso durante todo el día, más aún en la noche”.

Laura Cornejo, quien habita en el sector, coincide y advierte de hecho haber sido víctima de dos robos en el último mes. Ambos, pasados las 18:00, que era el horario en el que sacaba a pasear a sus dos perros.

“La última vez se me acercaron dos tipos, uno con tijera y otro con cuchillo, y no supe qué hacer. Mi perro intentó atacarlos, pero uno de ellos intentó darle con su arma blanca, lo que me dio más temor a que me lo mataran. Ahora, el cortísimo paseo que hacíamos incluso para despejar la mente, lo he tenido que cambiar al día. No hay derecho de modificar nuestros estilos de vida por la mala vida y vibra que nos generan los delincuentes. Pido ayuda y exijo atención de parte de la policía. Reactiven esa UPC”, exhortó.

Esta es una ruta que conecta a dos barrios y que además está rodeada de restaurantes. En lo personal, me gustaría poder caminar en paz por el sitio. Me apena y mucho ver que el área está en abandono y que eso nos encierra aún más. 

Carolina Pino,
​guayaquieña

Lo que más me molesta de ese punto es el estado en el que se encuentran las veredas. Vivo con mis abuelos y a ellos les encanta caminar, pero en el estado en el que están las zonas que, se supone, son seguras para ellos, pues escapan de matarse. Así a cualquiera se le quita las ganas de salir.

Valentina Carpio,
habitante de Urdesa

En el lugar, también hay quejas ligadas al estado en el que se encuentran las veredas que rodean la estructura. Están rotas y desniveladas, lo que ya ha generado caídas en niños y adultos mayores. “En Urdesa somos muchos los que pasamos de 60 años. Una caída, un mal golpe y nos matamos. Nuestras aceras nos empujan a no salir y vivir encerrados”, se quejó Noemí Zavala, de la calle Costanera.