El cierre por 30 días de tres carriles de la avenida Quito, debido a labores de tensado de los cables que sostendrán las cabinas de la Aerovía, enciende la mirada crítica de conductores, ciudadanos y expertos que, a más de las dificultades de congestión que aseguran que vendrán con el bloqueo, dudan de que sea una solución a la movilidad de Guayaquil.

“La obra es un desastre, no una solución a la movilidad. En inicio, la obra nunca debió hacerse, peor en esta vía que es de alto tránsito. Además, cambia la fachada de dos arterias insignia de la ciudad, tapa edificios patrimoniales. Es horrorosa”, sentencia Isaac Villafuerte, quien trabaja en el Palacio de Justicia, ubicado diagonalmente a la estación 1 de la Aerovía. Su presencia allí, según informó este Diario, también fue criticada, debido a su impacto visual, por el presidente de la Casa de la Cultura, Fernando Naranjo.

 

Cerca de las 11:00 de ayer, Héctor Sanz, oficinista del sector y conductor, plantado en la esquina de 9 de Octubre y Quito, observaba cómo se acumulaban los vehículos uno tras otro, aún sin el cierre y fuera del horario pico. Se preocupa. 

“Si ahora que no es hora pico ya es un caos, será peor cuando cierren esto. Está bien hacer obras, pero no estoy seguro de que esta afectación sea lógica. Perjudican a todos: negocios, peatones, conductores, edificios”, opina.

Según datos de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), en un periodo normal, es decir sin clases ni feriado, por la avenida Quito circulan de 18:00 a 19:00 5.970 vehículos por hora. Y entre las 12:00 y las 13:00, 4.540.

El temor de Sanz a la congestión es apoyado por la opinión del exfuncionario municipal y experto en planificación urbana Felipe Huerta Llona. 

“El eje Quito, Machala y todas las arterias que conducen al norte hasta la vía a Daule son la columna vertebral de la movilidad urbana de Guayaquil. No se debió tocar ni un centímetro de esta parte de la columna vertebral vial, más bien se la debió optimizar”, piensa.

Según Huerta, al poner una estación en medio de la avenida Quito, que una vez inaugurada la aerovía perderá -por tramos- su carril principal, no solo que se trastocó la movilidad del tráfico, sino que además se impactó a tres símbolos urbanos: a la justicia, con una afectación a la estructura del Palacio de Justicia; a la cultura, con la contaminación visual para la Casa de la Cultura; y a la independencia, con la Columna de los Próceres. “Han implantado volúmenes grotescos. No se evaluó bien el impacto que la obra iba a causar durante su ejecución. El bloqueo de esta avenida, aunque sea temporal, muestra una falta de planificación”, afirma.

Por su parte Carlos Salvatierra, docente y experto en transporte y movilidad, piensa que la colocación de la estación en la avenida Quito era la única opción que tenía la autoridad. “Si la ponen ahí, se ahorran recursos. Había otras opciones, pero son más costosas. En todo caso, todo surge desde el planteamiento de la Aerovía. Esta inversión debió direccionarse hacia la mejora del transporte masivo. Aún no se han culminado las siete estaciones de la troncal de la Metrovía”, recuerda.