Editorial: Imitar a Cuenca

Cuenca ha sacado provecho de su centro histórico, convirtiéndolo en atractivo turístico

El centro histórico de Quito fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1978 por ser el “más extenso, mejor conservado y menos alterado de América Latina”. Sin embargo, su deterioro es evidente y es muy probable que en las casi cuatro décadas transcurridas desde entonces, muchas edificaciones hayan sido ‘modernizadas’ sin el más mínimo control por parte de la autoridad correspondiente. 

Además, hoy luce desolado por las noches, cada vez más deshabitado y presa de la delincuencia. Guayaquil siempre se caracterizó por su dinamismo comercial y su vibrante vida nocturna. Tras el impacto de la incontenible ola delictiva, en la actualidad tiendas y negocios, incluyendo la tradicional Bahía, cierran sus puertas temprano en la tarde. 

Lo mismo ocurre con sus restaurantes, pues los guayaquileños se ‘recogen’ temprano, por lo que discotecas y bares agonizan y con ellos las antes intensas noches porteñas. Cuenca, en cambio, ha sacado provecho de su centro histórico, convirtiéndolo en un gran atractivo turístico para extranjeros y para el resto de ecuatorianos, que pueden desplazarse con total libertad a cualquier hora, para disfrutar de su bien conservada riqueza arquitectónica, histLórica, cultural y gastronómica.

Los alcaldes de Quito, Guayaquil y demás ciudades ecuatorianas bien harían en imitar este verdadero ‘modelo exitoso’.