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Medida. Los vecinos de la 11ª etapa de la Alborada cerraron sus calles para evitar el ingreso a desconocidos.Christian Vásconez / Expreso

Cinco propuestas para combatir la delincuencia

Con 14.166 delitos, Guayaquil es la ciudad con mayor índice delictivo del país. Hoy, basados en su experiencia, decenas de moradores hablan de sus estrategias para frenar el problema.

Están cansados. Hablar de robos a mano armada es parte del diario vivir de los habitantes de la segunda etapa de la ciudadela Sauces, en el norte de Guayaquil. Uno de los últimos casos sucedió hace casi tres semanas, cuando cuatro vecinas de la manzana F81 fueron asaltadas en la esquina del barrio y horas después otro de los moradores fue atacado por dos delincuentes que lo golpearon en la cabeza por resistirse a un robo.

Llamaron a la policía e iniciaron un operativo en el que supuestamente atraparon a los sospechosos, pero, según los vecinos, los agentes no los dejaron verlos ni reconocerlos. Al siguiente día asaltaron a otra persona.

Ante su desesperación de autoprotegerse, los moradores elaboraron un monigote de aserrín y lo colgaron en uno de los postes de la ciudadela con un letrero. “Esto te va a pasar por robar en este sector...”, reza el mensaje, junto a otras palabras un tanto intimidantes.

Como ellos, decenas de vecinos de otras ciudadelas unieron fuerzas y proponen a las autoridades cinco medidas que deberían adoptar para combatir la inseguridad en los distintos sectores de Guayaquil.

Mayor Patrullaje

1. Horarios estratégicos. Marcela Cárdenas, de la 13ª etapa de la Alborada, es enfática en que hacen falta más patrullajes alrededor de su ciudadela, pero en horarios identificados, no solo en las noches o en ciertas horas del día. “Los policías hacen sus rondas, pero aquí los robos se dan a plena tarde, entre una y cuatro, la ‘hora boba’, que es justo cuando ellos almuerzan o hacen su cambio de guardia. Ahí todos los policías están en las UPC y los ladrones aprovechan para asaltar”, menciona. Jaime Fernández, de Guayacanes, coincide y añade que los patrullajes deben predominar en los callejones que tienen poca iluminación, pues los agentes circulan solo por las avenidas principales, cuando los delincuentes roban a pie o en moto.

Control de traficantes de droga

2. Para Saúl Centeno, habitante de Sauces 4, las autoridades, el Ministerio del Interior y el Municipio de Guayaquil deben apresar y “crear estrategias más rígidas” en contra de los vendedores de estupefacientes. “Ellos les venden a los niños y a las jovencitas un sinfín de drogas. Por eso se ‘alocan’, sienten la necesidad de consumir y salen a robar”. Centeno pide mayor control en las calles, parques y peatonales. Asegura que la situación se repite en todas las etapas de Sauces.

Habitantes de La Atarazana, Garzota, Alborada, El Paraíso y Urdenor piden algo similar. “Que los apresen. La droga que les venden los incita a hacer ‘cosas de grandes’ a vista de todos”, agrega Sebastián Samaniego, residente de la ciudadela La Atarazana.

Unión entre entidades

3. Autoridades como la Policía, Municipio, ATM y otras deberían unirse en beneficio de la seguridad ciudadana, menciona Consuelo de Vásquez, habitante de Sauces 2. Ella explica que mientras sus vecinos intentan mantener limpio el parque para que no se convierta en foco de inseguridad, Puerto Limpio recoge mal la basura y deja desechos por toda la calle. Además, cuando han intentado gestionar la salida de buses que se estacionan en las calles y que impiden la visualización del sector desde la UPC, los de la ATM no les prestan atención.

Que los Militares ronden los barrios

4. Para César Andrade, quien vive desde hace 40 años en Samanes, los militares deben trabajar con la vecindad. “Deben hacer rondas nocturnas, revisar autos, buses, taxis, motos...”. Deben, agrega la también residente del sector Valeria Altamirano, cumplir el rol de agentes de policiales y “adentrarse a los barrios de incógnitos, como cualquier persona común”.

Modificar las leyes

5. Todos coinciden. Los habitantes de al menos ocho barrios piden a las autoridades cambiar ciertas normas, a fin de dar al ciudadano la posibilidad de defenderse (sin armas), sin tener que pagar culpas. “Es ilógico que hoy, si atacamos a un ladrón, a nosotros también se nos sentencie. Es ilógico que se respete tanto al delincuente, al violador... que no se muestre su rostro, cuando tanto daño nos hacen”, opina Teresa Llaguno, ingeniera civil de 47 años. Solicita a la Asamblea Nacional escuchar su pedido. “Si nadie nos defiende como merecemos, al menos queremos tener la seguridad de que no nos pasará nada si lo hacemos nosotros mismos”.

Las Autoridades

El Municipio y la Policía tienen planes vigentes

Entre los requerimientos de los habitantes está que los vendedores ambulantes utilicen también chalecos reflectivos o una identificación. “Por confiados, por creer en ellos y tratar de apoyarlos, en más de una ocasión me han robado”, menciona Marcia Navas, moradora de la décima etapa de la Alborada. “Sé que en Durán ya se ha trabajado en ello. Ojalá pronto la tengamos aquí...”.

Esa propuesta que aún no ha llegado a su barrio, a decir de la policía, ya se implementa en varios semáforos de la urbe. Al menos en los más conflictivos.

“Hemos registrado a los vendedores ambulantes de Urdesa, de la avenida Barcelona, Alborada, avenida Quito, entre otros sectores. Estamos en etapa de socialización para luego distribuirlos en otros sectores con igual afluencia de vehículos”, precisa el general Marcelo Tobar, comandante de Policía de la Zona 8.

Tobar menciona que hasta ahora no se han registrado inconvenientes con estas personas que intentan trabajar, pero que antes debían lidiar con “ladrones disfrazados” de vendedores.

En cuanto al Municipio, la entidad está trabajando en generar políticas públicas que directa e indirectamente ayuden a solucionar el problema. Por ejemplo, están trabajando en la creación de una ordenanza que regule y controle a las motos. “Aquellas que circulen sin sus placas deberán pagar una sanción de un salario básico”, dice Jorge Rodríguez, su vocero. Pagarán el doble, en cambio, los locales que vendan motos que no tengan el chip respectivo que ahora la ordenanza les exigirá que posean.

Voces

Harum Abdalah, morador de Guayacanes

Los robos en motos nos tienen mal. A diario nos asaltan y nadie hace nada. Circulan sin placas, circulan en parejas, con armas, cuchillos. Nos lastiman y a nadie le importa.

Jonathan Cruz, residente y propietario de una panadería en Sauces 2

Necesitamos con urgencia una UPC de verdad, con agentes que patrullen, vigilen, agarren a los delincuentes. Con agentes que no digan que no pueden patrullar el sector porque no tienen gasolina.