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Familiares de reos a las afueras de la Penitenciaria del Litoral, en Guayaquil.freddy rodriguez

La incertidumbre acompañó a familiares de reos tras los amotinamientos

Presencia militar, el sobrevuelo de un helicóptero policial y el arribo de ambulancias inquietó a parientes de reclusos tras amotinamientos de hoy

Las escenas de pánico e incertidumbre se replicaron. En el Centro de Privación de Libertad Zonal 8, ubicado en el kilómetro 17 de la vía a Daule, familiares de los internos volvieron a agruparse este martes por la tarde fuera del lugar, horas después de que dentro del reclusorio ocurriera una matanza.

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Alrededor de las 16:40, cuando ya se había confirmado que en aquel penal y en otros a escala nacional hubo amotinamientos, con un saldo superior a los 50 fallecidos, la intranquilidad se hizo presente de nuevo en el sitio.

A esa hora, un helicóptero de la Policía Nacional empezó a sobrevolar el centro carcelario. Veinte minutos después, un camión del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía ingresó. Luego, en los tres minutos posteriores, una ambulancia se abrió paso entre la multitud hacia el interior de las instalaciones.

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Un helicóptero de la Policía Nacional sobrevoló el centro carcelario.freddy rodríguez

Los allegados de los presos enseguida empezaron a preguntarse qué ocurría; si se trataba o no de alguna nueva gresca en el centro de rehabilitación social. Incluso intentaron pedir explicaciones a los guías penitenciarios que estaban en la garita.

“Llevo tres horas aquí y quiero saber de mi hijo”, decía Luis Vera, cuyo vástago cumple sentencia en aquella cárcel.

A las 17:30 arribaron dos convoyes con uniformados de las Fuerzas Armadas, quienes cerraron el acceso al penal. Los parientes presentes aún así continuaron en el sitio. Diez minutos luego, la llegada de una unidad de Medicina Legal aumentó la preocupación, pues pensaban en que en aquel vehículo iban a transportar los cadáveres.

La noche se impuso ante la multitud, decidida a no irse hasta tener alguna información. “¡Mataron a mi papá, no puede ser!”, gritó una joven sobre las 19:00.

Justo en ese momento a las más de 50 personas presentes les llegó un supuesto listado de las víctimas mortales de la revuelta. Empezaron a pasarse la información a través de chats. Todos se agolpaban en grupos de cinco a 10 personas, intentando ver si los suyos estaban en la funesta lista.

De esa forma transcurrió el capítulo guayaquileño de la masacre carcelaria de hoy en el país. Una jornada violenta que, según el ministro de Gobierno, Patricio Pazmiño, es consecuencia de una “acción concertada” entre bandas criminales.