Wagner Rivera fútbol
Rivera en la sala de su casa junto con la que fuera su camiseta en Barcelona.Gerardo Menoscal / Expreso

Wagner Rivera: “Llevo una frustración que aún me pasa factura”

El exjugador de Barcelona y el Flamengo se confiesa con EXPRESO. Nunca llegó a la selección por la artrosis que padece y estuvo dos veces preso

Wagner Rivera tiene una facilidad de palabra única. Puede pasar horas hablando sobre muchos temas, pero en especial sobre las anécdotas del fútbol.

Eso de entablar con facilidad una conversación dice que lo heredó de su madre. Exlateral derecho de Barcelona, Espoli, Santa Rita, Santos del Guabo y el poderoso Flamengo de Brasil, el exjugador hace un repaso con EXPRESO sobre lo que fue su corta, pero exitosa carrera futbolística, ya que el camino se le truncó a los 26 años por una artrosis de rodilla, enfermedad degenerativa que aún lo sigue atormentando, pues revela que todavía tiene pesadillas en la que se ve fracasando en Barcelona y la selección. Eso sin contar que estuvo preso en dos ocasiones. Una vida de película.

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- ¿A qué edad se inició en el fútbol?

- Empecé a los 15 años en Estudiantes Octubrinos. Luego, a los 17, el Santos de El Guabo (provincia de El Oro) me compró y con ellos jugué Segunda Categoría, fui campeón de la Serie B y debuté, en 1993, en la Serie A.

- ¿Siempre jugó como lateral?

- En Estudiantes Octubrino fui puntero derecho, pero cuando fui al Santos por mi rapidez y habilidad me ubicaron como lateral.

- ¿Por su velocidad le pusieron La Bala?

- No, para nada, esa ‘chapa’ me la pusieron porque tengo una bala en mi cuerpo (suelta una carcajada).

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Rivera muestra el lugar donde quedó alejada la bala que le llevó a su sobrenombre.Gerardo Menoscal / Expreso

- ¿Y por qué?

- Cuando estaba en el Santos, un día fui a visitar a una novia que tenía en Machala. Para ir tomé un taxi y el conductor me quiso cobrar de más, le reclamé, empezamos a discutir y me disparó en el pecho. La bala me pasó a un centímetro del corazón. Así que estoy vivo de milagro.

- ¿Tuvo alguna repercusión grave?

- Afortunadamente no, solo me prohibieron jugar durante seis meses, pero a los tres volví a entrenar porque ya no aguantaba estar fuera de las canchas. Fue complejo porque un año antes tampoco pude jugar el torneo de Segunda Categoría por estar suspendido luego de haberle pegado a un árbitro.

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- Pese a todo lo vivido fue campeón de la Serie B y ascendió a Primera.

- Sí, gracias a Dios pude regresar bien, a buen nivel. Además que cuando competimos en la Serie B teníamos un equipazo, pero cuando subimos la plantilla se desarmó y fue difícil mantenernos.

- ¿Qué pasó después?

- Por recomendación de un amigo me fui a probar a Espoli. El día que llegué Carlos Sevilla era el técnico y habían dos grupos: el de los contratados y los que buscaban equipo. Si bien me puse en el de prueba, Sevilla me reconoció por lo que hice en Santos y me envió al grupo de los contratados.

- ¿Sin firmar contrato?

- Sí (risas). En ese grupo estaban Manuel Uquillas, Alfonso Obregón, Ángel Buenaño, entre otros. Recuerdo que ese día hicimos fútbol y a los pocos minutos escuché que Sevilla llamó al presidente del club para decirle: ‘vea, acá hay un enano hijue... cómprelo rápido porque van a hacer plata’ (risas).

- ¿Y no se equivocó Sevilla?

- Claro que no, porque luego de tres años (1996) llegó un pedido de préstamo por seis meses del Flamengo de Brasil, tras una buena Copa Libertadores que hice. Ese movimiento le dejó a Espoli 80 mil dólares, de los cuales me correspondían el 10% (8 mil dólares), pero solo me dieron como $ 50 nomás.

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El ecuatoriano (abajo, segundo desde la derecha) en filas del histórico brasileño estuvo por seis meses.Archivo

- ¿Por qué le dieron tan poco?

- Lo que el presidente me indicó fue que allá (en Brasil) iba a ganar más y que esa plata del préstamo se la deje para beneficio del club. La verdad que siempre aceptaba lo que me decían, nunca reclamaba.

- ¿Cuánto ganó en Flamengo?

- 16.000 dólares mensuales.

- ¿Por qué no se extendió el contrato?

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- Por que fui lesionado. Tenía artrosis en la rodilla derecha, pero no sabía. Cuando me contrataron nunca me hicieron una resonancia magnética. Donde lo hubieran hecho no habría llegado a Brasil.

- ¿Cómo se dio cuenta de la dolencia?

- Porque después de cada partido quedaba cojo, porque la rodilla me quedaba demasiada inflamada. Ya al final desistieron de comprar mi pase.

- ¿Pero cómo hacía para jugar?

Todos los días tomaba analgésicos, porque solo pensaba que era una lesión de meniscos o ligamentos, eso me permitía jugar y soportar el dolor. Si no hubiera tenido la artrosis habría llegado a Europa.

- ¿Tuvo ofertas?

- Dos. El profesor Francisco Maturana (exDT de la selección de Ecuador) me llamó para decirme que el Sevilla y Valladolid de España me querían, pero la artrosis me lo impidió.

- ¿Qué es lo que más recuerda de su paso por Flamengo?

- Muchas cosas: cuando debuté en un partido ante La Portuguesa, jugar en un estadio Maracaná completamente lleno, pese a ello siempre cuento una anécdota buenísima que me pasó con Bebeto. Por culpa de él me perdí una megafarra (risas). Él me sacó de la concentración luego de haber eliminado a Independiente de Avellaneda a una reunión ‘pan de dulce’, justo después en el hotel hubo una fiesta con chicas.

- ¿Quién le detectó la artrosis?

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- Fue a fines de 1996, después de jugar con el Flamengo, cuando regresé al país para operarme con el doctor Ramón Barredo. Él me dijo que lo mío no era una lesión, sino artrosis. Ahí sentí que se me acabó la carrera.

- Pero pese a eso pudo llegar a Barcelona

- Sí, a mí me compró Abdalá Bucaram en 1997, pero ahí tampoco me hicieron una resonancia magnética, por lo que pasé los chequeos médicos. En Barcelona estuve dos años y creo que fue una de las mejores etapas de mi vida.

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Rivera tuvo su idilio con Barcelona por varios años. Llegó en 1997 y volvió en varios períodos hasta que en 2007 se retiró ahí.Archivo

- ¿Tal vez siente que pudo haber dado más?

- Claro, porque en Barcelona rendí apenas entré en 40 y 50 por ciento de mi capacidad. Eso me dejó una frustración que hasta ahora me pasa factura, pues muchas veces sueño que llego a Barcelona y me cierran las puertas. También sueño con que no llegué a la selección. Me han recomendado que me haga tratar con algún psicólogo.

- Luego del fútbol tuvo problemas con la justicia ¿Qué sucedió?

- Por ser amiguero me inculparon con el narcotráfico (2008), fui absuelto del caso, nunca me encontraron nada, pero estuve casi un año en la cárcel. La segunda vez fue porque un amigo me dijo que el carro de una comadre se había perdido y que como conocía a muchas personas tal vez podía ayudar. Y como Riverita nunca dice que no le dije ‘déjame ver’... Hice unas llamadas y por ahí salió que estaba el carro. No había sido de la comadre de él, sino de otra persona. Le envío la foto del carro a mi amigo, él se la envía a la chica y ella a los dueños verdaderos. Luego de eso, la Policía me agarró pensando que era jefe de banda (risas). Fui a la Peni, me investigaron y salí absuelto luego de nueve meses. Una tragedia.