Fue un partido trabado y duro desde lo físico. Uruguay tenía el ataque lejano. Ecuador giraba con Kendry Páez. Nunca quedó largo el control, era creativo.

Ecuador tenía cuatro cabeceadores para la pelota parada: Enner, Pacho, Arboleda y Torres. Uruguay estaba obligado a poner hombre en el primer palo, lugar donde cualquiera de los cuatro sabe ubicar la pelota. La intensidad tiene un componente físico al máximo. Resistir crea un desgaste anímico y mental.

Era difícil para Enner, sincronizar el toque hacia adelante, con velocidad y apuro para terminar la jugada. Viña lo referenciaba en duelo; le anteponía el cuerpo para que no alcance Valencia. Ángelo Preciado quebraba la línea rival desde atrás. Reacción más impulsiva que futbolística. Recuperó balón y activó a Enner, quien sacó el remate sin recorrido; Rochet cortó el tiro de rastrón.

Preciado también probó a Rochet que detuvo el envío con reflejos y oficio. Mala salida de Pacho, todo estaba diseñado para que Araujo pueda combinar el pique, la gambeta, con el toque para Canobbio; su giro le cambió el rumbo a la pelota.

Control con sensibilidad justa. Su amague desató y aflojó la marca adversaria, los zagueros ecuatorianos terminaron en el piso y la pelota jadeante en la red: era el 1-0.

Canobbio y Nández tenían que negarle la ruptura de línea a Pervis (el talento más táctico del encuentro), en una pulseada brava. Si a Estupiñán no lo bloquean bien o lo achican, es garantía de gol. Carrilero de maniobra y desborde.

Moisés Caicedo levantó un córner con firmeza. El pase fue notable con la tensión justa. Torres resolvió rápido de frentazo, se impuso por arriba, calculó bien, lo perdió Viña:1-1.

Uruguay no puso un hombre en el primer palo. Le faltó concentración en el momento clave. Final del primer tiempo.

Pervis de imagen caudillista fue pisado por Nández dentro del área: penal. Enner lanzó el balón al más allá. Kendry Páez se organizó en torno al balón, pensando en los espacios de fase. Su rol funcional fue extraordinario. Inició juego con Ángelo Preciado y terminó por la izquierda con Moisés Caicedo. Anticipó situaciones y llevó la iniciativa del encuentro.

Moisés Caicedo quedó reducido a apariciones por la marca escalonada de Valverde y Ugarte por el interior. Páez desbordó y desenfundó rápido. Félix Torres no perdió el punto de impacto para resolver antes que la desvíe el arquero o Viñas. Llegó impulsado y fue victoria nuestra. Sobre el final Galíndez saltó contra la pelota, la tocó con el brazo, Facundo Torres teatralizó. Ecuador no cree en lágrimas.

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