
Felipe Caicedo y Segundo Castillo: del Monumental a un culto evangélico en Guayaquil
Después del Clásico del Astillero, la fe fue el verdadero triunfo de Felipe Caicedo y Segundo Castillo
El Clásico del Astillero terminó en la cancha, pero para Felipe Caicedo y Segundo Castillo, la jornada apenas comenzaba. Mientras la hinchada de Barcelona celebraba el triunfo sobre Emelec entre cánticos y selfies, los dos integrantes de Barcelona SC tomaron un rumbo distinto: uno de recogimiento, agradecimiento y fe.
Caicedo, quien vivió su primer Clásico del Astillero como jugador del ídolo, se dio el gusto de celebrar con la hinchada en el estadio, algo que siempre soñó desde que lo veía por televisión siendo apenas un niño. Segundo Castillo, hoy parte del cuerpo técnico, cambió la camiseta y salió sin aspavientos.

Ambos tenían una cita más importante que la del fútbol: asistir al culto nocturno en la iglesia evangélica Renacer, ubicada en un barrio popular de Guayaquil.
Lejos del glamour, cerca de Dios
Acostumbrado en los últimos años al lujo de Europa y Asia, Caicedo dejó atrás las etiquetas y eligió la humildad. Vistió una camiseta sencilla, de algodón, y se sentó entre los fieles. Nadie lo esperaba, pero su presencia conmovió. Lo primero que hizo fue levantar la mirada y agradecer a Dios por su salud y por el momento vivido. Luego cantó las alabanzas con emoción, como si fueran los goles de su vida.
Todo quedó en vídeo
@el.plan.de.cristo Esta es tu gloria mi señor , te pido piedad y misericordia por todos los abitantes del planeta tierra , señor perdónanos y protégenos con tu mano celectial 🙏🏼🙌🏽
♬ sonido original - El plan de Cristo en mi vida
Un hermano de la iglesia se le acercó, lo abrazó y oró por él. El goleador, que había recibido los aplausos del estadio horas antes, ahora escuchaba atento la palabra de Dios, con el mismo respeto con el que escucha a un técnico antes de entrar al campo.
Unas sillas más allá, estaba Segundo Castillo. Vestía una camiseta roja, oraba con fervor y cantaba con fuerza. Para quienes los conocen, no fue sorpresa: ambos futbolistas comparten una vida de fe y servicio lejos de los reflectores.
Fe que trasciende el fútbol
Segundo Castillo y su esposa participan activamente en su iglesia. Cocinan y reparten comida a personas en situación de calle, especialmente por las noches en Guayaquil. En varias ocasiones, el "Mortero" ha subido a buses para compartir un mensaje de aliento, fe y esperanza, como un predicador callejero que cambió los zapatos de fútbol por la Biblia.

Caicedo también ha recorrido un camino espiritual. Fue bautizado en 2017 cuando militaba en el Espanyol de Barcelona. En ese entonces, compartió con orgullo las fotos de ese momento. Desde entonces, su fe ha sido una parte central en su vida, y lo que hizo después del Clásico lo confirma.
Una historia sin escándalo, pero con valor
No hubo cámaras. No hubo titulares. No hubo farándula. Lo que vivieron Caicedo y Castillo no fue un show, fue una convicción. Si hubieran ido a una discoteca o a brindar en un restaurante de lujo, quizás hoy serían noticia. Pero eligieron otra celebración: la espiritual, la que no busca aplausos, sino paz.
Y en ese pequeño templo, sin flashes ni micrófonos, dejaron claro que hay victorias que no se miden en goles ni trofeos, sino en actos de fe.
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