Facundo Barceló tiene el gol registrado en su mirada, se lleva bien con él, pero el delantero charrúa reconoce que no toda la vida estará gritándolos en una cancha de fútbol profesional. Aprovechando el tiempo libre en esta cuarentena y haciéndole homenaje a las enseñanzas de casa, el charrúa además de conservarse físicamente en las prácticas vía teletrabajo, prepara su futuro con un coaching deportivo.

Y es que los estudios en la casa de Barceló no eran negociables. Su madre, con quien mantiene contacto diariamente a través de videollamadas, era docente y si quería fútbol, debía encargarse de su primera responsabilidad: la colegiatura.

“La verdad siempre fui buen estudiante. El estudio en mi casa era primordial, no era negociable, era una obligación de la mano con el deporte. Hay muchos que en eso fallan y dejan el estudio y la realidad es que esa educación te da las armas para desarrollarte en un ámbito muy complicado”, relató el delantero de 27 años a EXPRESO.

El curso de coaching deportivo era una deuda pendiente para Barceló, ya que su carrera universitaria se vio truncada por el fútbol profesional.

“Empecé mi licenciatura en educación física y después por tema horarios del fútbol se me complicó. Y justo ahora decidí hacer un coaching de liderazgo deportivo que ya lo tenía en mente. Hace tiempo me habían invitado a participar y pensando en futuro y presente te puede ayudar para desarrollarte en el plantel con liderazgo y en su momento para técnico“, le indicó a este Diario.

En Guayaquil, Barceló tiene a su pareja, Lucía Fernández, clave para ayudarlo a sobrellevar esta pandemia. “Al principio salíamos al supermercado, pero hoy con lo complicado que se puso todo pedimos a domicilio, tengo casi un mes sin salir de casa. Acá la tengo a mi novia cansada con documentales de Maradona, en Netflix miré la nueva serie de Barcelona y ahora la Copa Argentina del año pasado. Eso me sirve para ver algo de fútbol”, expresa el delantero azul entre risas.

Barceló no niega que extraña la cancha, el día a día con el compañero y recibir las órdenes del DT, Ismael Rescalvo, a quien considera un profesional “al manejar una comunicación abierta con sus jugadores”.

Pero que entiende que es la situación a la que se debe adaptar. “Es muy diferente el trabajo desde casa, sobre todo en la parte aeróbica que es donde más vamos a sentir esa falta de entrenamiento en el campo. La mayoría vivimos en departamentos y en espacio de 3x3, que no se puede hacer mucho. No todos tenemos facilidades como cintas o bicicletas”, agrega.

El tema económico no es ajeno para los futbolistas y Barceló adelanta que en Emelec hay predisposición de los jugadores a reducir su salario. “Todos sabemos que esto traerá dificultades para nosotros y vamos a tener que mediar. A veces esto se puede sacar de contexto, el grupo tiene la predisposición para hablar y hacer un esfuerzo con los dirigentes para salir de esta situación”, cerró.

La curiosa relación con Barcelona

Facundo Barceló es originario de Florida, ciudad uruguaya. No es hinchada de Nacional o Peñarol, su club es el Atlético Florida. Es por esto que conoce de lleno el lado pintoresco del fútbol y lo vive con gracia.

Una particularidad de su llegada fue la relación de su nombre con el rival histórico de Emelec: Barcelona.

“Es algo atípico con mi apellido. Así es el folklore del fútbol y lo tomo con gracia, de esa chicana (bromas) en el ambiente del deporte en una hinchada con otra”, explica.

Recuerda con humor que si hubiera podido jugar en el Monumental, con público, habrían coreado su nombre.

“Obviamente me jodían que justo ese apellido y la verdad hubiera sido algo raro que el clásico rival cante una canción en un Clásico que lleva mi nombre. Hubiera sido lindo y lo tomo con mucha risa”, declaró el charrúa.