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Los equipos apuestan por naturalizados

Una veintena de extranjeros, que juegan en 9 de los 16 equipos de la LigaPro, tienen cédula ecuatoriana. Pocos se quedan en el país al retiraerse.

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Esteban Dreer (i) y Matías Oyola (d) son dos de los tantos futbolistas extranjeros que obtuvieron la nacionalidad ecuatoriana en los últimos años.Archivo

La fiebre de la naturalización se incrementó este año en el fútbol ecuatoriano. Para la presente temporada, habrá una veintena de futbolistas extranjeros que se nacionalizaron, tres más que los que se registraron el año pasado (en ambos casos en 16 equipos de Serie A).

La naturalización para cualquier foráneo se realiza por tres vías: por matrimonio con un ecuatoriano, por una carta emitida por la persona interesada, o por servicios relevantes. Este último es un acto soberano aprobado por el presidente de la República. En el caso de los futbolistas, se ha recurrido generalmente a esta opción, aunque no todos los que la consiguen se quedan, mientras que otros han hecho su vida en Ecuador, ya sea vinculados al deporte u otras actividades.

Según el excanciller José Ayala Lasso, la opción de servicios relevantes es para casos en los que la persona que busca la naturalización ha ofrecido algún hecho de importancia al país. “Por ejemplo, una persona que ha defendido los procesos legales de Ecuador ante tribunales internacionales o que ha sido experto en asuntos petroleros por 50 años”. En este sentido, Ayala Lasso no cree que el fútbol sea una razón por la que se deba considerar un servicio relevante.

Hernán Galíndez, guardameta de Universidad Católica, empezó su proceso en 2017 y el año pasado consiguió su cédula ecuatoriana. “No es que hay un tiempo específico para realizar el trámite. Solo depende del proceso en Cancillería y del residente”, comentó.

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Los nacionalizados en el paísMiguel Rodríguez

Él y su compatriota Facundo Martínez, también jugador de la Chatoleí, iniciaron los trámites al mismo tiempo, pero la aprobación de Martínez se consiguió un año antes.

Galíndez comentó que, a diferencia de lo que muchas personas creen, él no solicitó su naturalización con la finalidad de liberar un cupo de extranjero en su equipo, sino para radicarse en el país.

Caso similar fue el del exjugador de Liga de Quito, Cristian Bottero, quien en 2005 solicitó su carta de naturalización y nueve meses después la obtuvo. Cuando el argentino se retiró del fútbol profesional en 2008, se puso un negocio. “En el momento que me nacionalicé era el goleador de los equipos que estuve. Tenía una vida tranquila en Ecuador, pensé en mi familia y en que mis hijos tenían las raíces en el país”.

Pero también hubo figuras que decidieron no quedarse, incluso aún activas, como Claudio Bieler, Librado Azcona o Federico Nieto, y exfutbolistas como el brasileño Gilson de Souza, quien se hizo ecuatoriano en 1996 para ser parte de la Tricolor ante la idolatría del pueblo.

Otro caso fue el del argentino Ariel Graziani, aunque siempre mantuvo una relación muy estrecha con Ecuador. Vivió en el país hasta 2006 y luego regresó para dirigir a Olmedo. “Trato de ir una vez cada año, mi corazón es ecuatoriano”. Explicó que las razones de su salida fueron “temas personales y por cosas de salud”.

Todos coinciden en que la condición de llevar cinco años con la naturalización para jugar en la selección “es justa”, porque es la forma de que el jugador demuestre su cariño por el país. Según Galíndez, esa espera es corta y “vale la pena”.