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La redordada final del Mundial 2014 es otra página que los brasileños quieren olvidar.Archivo

Brasil y el doloroso recuerdo del 7-1

El 8 de julio de 2014, en el Mundial que organizó para mostrar su poderío, la canarinha fue humillada por la selección alemana

Cada gol entraba como una daga ardiente en el corazón de los millones de brasileños que en las horas previas animaban un sueño que terminó convirtiéndose en pesadilla. Fue el 8 de julio de 2014, con motivo del Mundial organizado por el gigante sudamericano, cuando Alemania se convirtió en el verdugo de un país donde el fútbol es una especie de religión con pocos ateos.

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Cuando el árbitro mexicano Marco Rodriguez decretó el final del encuentro, el dolor de la eliminación escenificada en el estadio Mineirao de Belo Horizonte solo era superado por la forma en la que se perdió el boleto a la ansiada final. El 7-1 hizo que muchos recordaran el Maracanazo.

En el estadio, en los miles de fan fest, en cada hogar brasileño se había preparado una fiesta, que en menos de dos horas se convirtió en velorio.

El tanto de Óscar, anotado en el minuto 90, si acaso logró darle un tinte de piedad a la paliza que señalaba el marcador, luego de los goles de: Thomas Müller (11'),  Miroslav Klose (23'),  Kroos (24' y 26'),  Sami Khedira (29') y André Schürrle (69' y 79').

La tercera vértebra lumbar fracturada de Neymar, además de suspensión de Thiago Silva fueron excusas que nadie aceptó. La vergüenza quedó plasmada en la historia, aquella que nadie podrá borrar.

“Tuvimos un apagón general. Es el día más triste de mi vida. Creo que seré recordado por la peor derrota”. Le mea culpa de Luiz Felipe Scolari tampoco sirve, porque los grandes entienden que el segundo es el primero de los perdedores y lo sucedido ese día en Belo Hozrizonte ni para eso alcanzó.