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Gustavo Figueroa es hincha a muerte de Aucas, equipo al que aportó con goles y garra. Ahora lo hace como entrenador de las formativas del Papá.GUSTAVO GUAMAN / EXPRESO

Aucas es el gran amor del Potro Figueroa

Es uno de los símbolos del Papá al que ahora aporta en el banquillo de formativas. Su anhelo es llegar al equipo principal y darle la primera estrella

En sus 20 años de carrera como futbolista profesional, Gustavo Figueroa pasó por varios equipos, pero el que lo marcó fue Aucas. El Potro vivió momentos buenos y malos con el Papá, del que confesó es hincha a muerte, y al que nunca dudó en regresar cuando más lo necesitaban.

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La historia de amor entre el goleador y el cuadro oriental inició en febrero 2000. “Salí de Liga de Quito cuando tenía 20 años. El profesor Manuel Pellegrini pensó que lo mejor era buscar un equipo donde tenga regularidad”, detalló.

En Aucas le abrieron las puertas y calificó a la semana que estuvo de prueba como “la más importante de mi vida”. Agregó que “el profesor Ramiro Blacut me aceptó y desde ahí me fue bien. Desde el primer partido que jugué la gente se identificó con mi garra, por todo lo que entregaba por el equipo”.

Fue un vínculo inmediato entre el Potro y la exigente hinchada auquista. “Por ese cariño de la gente nació un sentimiento muy grande por el equipo. Día a día fue creciendo este amor y ahora soy hincha a muerte”, confesó Figueroa.

El exfutbolista señaló que las temporadas que más lo marcaron fueron las de 2004 y 2012. “El 2004 fue espectacular. Si el profe Luis Fernando Suárez no se iba a la selección creo que lográbamos ser campeones. El equipo era una familia, nos llevábamos bien, disfrutábamos cada entrenamiento, cada partido”, rememoró.

De esta generación dorada guarda una gran amistad con René Higuita, Enrique Vera, Vilson Rosero, Jairo Campos, Omar de Jesús, Agustín Delgado, entre otros.

Ocho años después en cambio festejó el tan anhelado ascenso a la Serie B, siendo una de las figuras, después de varias temporadas con penurias en la segunda categoría.

El calvario del Papá llegó a su punto más crítico en 2009 cuando descendió de la serie de privilegio y es la vivencia más triste para el exfutbolista, que en esa época militaba en Macará.

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“Ver a la gente llorar fue muy duro, por eso me propuse regresar al Aucas y aportar que consiga el ascenso”, contó Gustavo.

El Potro, entre estos dos períodos en el cuadro oriental, formó parte de varios equipos como El Nacional, Emelec, Deportivo Cuenca, Macará, Mushuc Runa, y tuvo una experiencia en el exterior, en el Sporting Cristal de Perú.

“Tuve experiencias buenas a pesar de que no tuve muchas oportunidades para jugar. No triunfé por falta de calidad, sino por falta de oportunidades. Viví cosas raras que me las reservo”, manifestó.

Acotó que guarda cariño por los puros criollos, con los que fue campeón en 2006, “donde hice goles importantes que me llevaron hasta la selección. Al regresar de un amistoso en Japón empezó mi martirio. El técnico Ever Hugo Almeida me relegó a la banca y nunca supe por qué”.

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    Figueroa formó parte de la Tricolor. Disputó juegos amistosos, de Copa América y eliminatorias mundialistas.ARCHIVO / EXPRESO
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    El Potro es levantado en hombros por los hinchas auquistas tras ascender a la Serie B en 2012.ARCHIVO / EXPRESO
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    Figueroa con un grupo de amigos apostó por la gastronomía con Los Pollos del Potro.GUSTAVO GUAMAN / EXPRESO
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    El Potro junto a René Higuita, con quien compartió en el histórico equipo de Aucas de 2004.CORTESÍA

Una vez que colgó los botines, Figueroa se inclinó por la dirección técnica. El Papá nuevamente lo acogió para que ocupe el cargo de asistente técnico del colombiano Armando ‘Piripi’ Osma.

Desde ese momento compartió con varios entrenadores como Darío Tempesta y Máximo Villafañe. Ahora dirige la categoría sub-18 para seguir sumando experiencia en busca de tener la oportunidad de dirigir a su querido Aucas y quitarse esa ‘espinita’ que le quedó como jugador: alcanzar la primera estrella.

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“Esperemos que me llegue la oportunidad. Todo lo aprendido me sirve de mucho. No me desespero, voy con paciencia”, afirmó Figueroa, quien señaló que Suárez, Blacut y Julio Asad fueron los entrenadores que más le aportaron.

Ahora en la otra orilla, el Potro afirmó que “cambia totalmente la visión. Se sufre más. Vivo como que estuviera jugando, festejo los goles como que los hubiera hecho. Busco transmitirle la experiencia que tuve como jugador a los jóvenes”.

A la par de su actividad como entrenador, Figueroa apostó por los emprendimientos. En la pandemia comercializó unos buffs con su imagen y ahora ingresó en el mundo de la gastronomía con Los pollos del Potro.

“Es algo que venía planeando con algunos amigos desde hace unos años. Nos ha ido muy bien en estas primeras semanas, el sabor del pollo es diferente, espectacular. La gente viene a comprar y se lleva un autógrafo o una foto”, detalló el exfutbolista que tiene decorado con sus camisetas y cuadros el local, ubicado en San Carlos, al norte de Quito.

También tiene en mente sacar al mercado una línea de ropa, pero de momento está centrado en el local de comidas.