
Tomates en Galápagos: ¿Evolución hacia atrás y defensa ancestral?
Tomates silvestres de Galápagos reactivan defensas químicas ancestrales, desafiando ideas sobre la evolución vegetal
Un equipo de científicos ha descubierto que los tomates silvestres de las Islas Galápagos están reactivando mecanismos de defensa química que se creían extinguidos hace millones de años. Este fenómeno, observado en las islas más jóvenes del archipiélago, plantea preguntas fascinantes sobre cómo las especies se adaptan a entornos extremos y sugiere que la evolución no siempre sigue un camino lineal hacia adelante.
Un laboratorio natural en las Galápagos
Las Islas Galápagos, célebres por inspirar las teorías de Charles Darwin, vuelven a ser el escenario de un descubrimiento que reconfigura nuestra comprensión de la evolución. En las islas occidentales, como Fernandina e Isabela, caracterizadas por suelos volcánicos áridos y condiciones ambientales hostiles, los tomates silvestres de las especies Solanum cheesmaniae y Solanum galapagense han mostrado un comportamiento inesperado. Estas plantas, descendientes de tomates sudamericanos que posiblemente llegaron al archipiélago transportados por aves, están produciendo compuestos químicos que no se observaban en tomates desde épocas ancestrales.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications y liderado por investigadores de la Universidad de California en Riverside y el Instituto Weizmann de Israel, analizó más de 50 muestras de tomates recolectadas en distintas islas. Los resultados revelaron un contraste notable: mientras los tomates de las islas orientales, más antiguas y con ecosistemas más estables, producen alcaloides similares a los de los cultivos modernos, los de las islas occidentales generan compuestos químicos que recuerdan a los de las berenjenas, un pariente lejano de los tomates en la familia de las solanáceas.
¿Evolución inversa o adaptación estratégica?
Los alcaloides son moléculas amargas que las plantas, como los tomates, papas y berenjenas, producen como defensa natural contra insectos, hongos y herbívoros. En las islas occidentales, los tomates silvestres han reactivado la producción de una variante de alcaloides que se asemeja a los encontrados en las solanáceas primitivas, un rasgo que se había perdido en la evolución de los tomates modernos. Este fenómeno ha sido descrito por algunos científicos como una "evolución inversa", aunque el término genera debate, ya que la evolución no se considera típicamente un proceso reversible.
El equipo identificó que este cambio se debe a una alteración mínima en un enzima clave, conocido como GAME8, que controla la síntesis de alcaloides. Sorprendentemente, solo cuatro modificaciones en la secuencia de aminoácidos de este enzima bastaron para que las plantas recuperaran la capacidad de producir estos compuestos arcaicos. Para confirmar sus hallazgos, los investigadores agregaron el gen modificado en plantas de tabaco, que comenzaron a generar los mismos alcaloides ancestrales, demostrando que el cambio no es aleatorio, sino un proceso genético preciso.
El papel del entorno en la evolución
La distribución geográfica de este fenómeno ofrece pistas sobre sus causas. Las islas occidentales, más jóvenes y con suelos pobres en nutrientes, imponen condiciones extremas que podrían estar impulsando esta adaptación. Los científicos sugieren que los alcaloides ancestrales podrían ofrecer una ventaja defensiva en estos entornos, donde las plantas enfrentan mayores amenazas de plagas o condiciones climáticas adversas. En contraste, las islas orientales, con suelos más fértiles y ecosistemas más diversos, parecen favorecer la producción de alcaloides modernos, similares a los de los tomates cultivados.
Este descubrimiento no solo cuestiona la idea de que la evolución siempre avanza hacia formas más complejas, sino que también destaca la flexibilidad genética de las plantas. Los tomates de Galápagos parecen estar accediendo a un archivo genético que permite reactivar rasgos antiguos cuando el entorno lo demanda, un proceso que podría ser más común de lo que se pensaba.
Implicaciones para la agricultura y la ciencia
Más allá de su valor teórico, este hallazgo abre nuevas posibilidades para la agricultura. Comprender cómo las plantas pueden reactivar rutas antiguas podría inspirar el desarrollo de cultivos más resistentes a plagas o con propiedades mejoradas, como frutas con menor toxicidad o incluso compuestos con aplicaciones medicinales. Sin embargo, los investigadores enfatizan la necesidad de estudiar a fondo estos procesos naturales antes de aplicarlos en la ingeniería genética.
Para más contenido de calidad SUSCRÍBETE A EXPRESO