
Así es viajar en un crucero de expedición por Galápagos: La Pinta
Viajar en un crucero de expedición, como La Pinta, por Galápagos no es un descanso, es una inmersión total en la naturaleza
Desde la cubierta del yate La Pinta, con el viento en el rostro y el cielo pintado de tonos malva, es difícil no sentirse pequeño ante tanta inmensidad. El mar se extiende como un espejo en calma y, al fondo, una silueta volcánica anticipa la llegada a una nueva isla. La escena parece suspendida en el tiempo, pero es real. Tan real como las patas azules del piquero que, minutos después, desplegará sus alas para acompañar a los visitantes en tierra firme.
Quien viaja por primera vez en un crucero de expedición a Galápagos descubre pronto que aquí no se trata de descansar, sino de vivir. Cada jornada empieza temprano, con caminatas entre lava petrificada y colonias de iguanas marinas, y termina con charlas científicas bajo un cielo estrellado. En el medio, hay zambullidas en aguas cristalinas, encuentros con tortugas gigantes y momentos de introspección frente al mar.
El yate como aula, hogar y refugio flotante

La embarcación, una de las tres de Metropolitan Touring, empresa pionera en este tipo de experiencias en Ecuador, no es solo un medio de transporte. Es hogar, aula, mirador y refugio flotante. Su diseño combina la comodidad de un hotel boutique con el rigor de la expedición científica. Las cabinas, todas con exteriores, regalan amaneceres y puestas de sol desde ventanas panorámicas. Las áreas sociales -biblioteca, bar, jacuzzi- invitan al descanso entre actividades.
Y la cocina, cuidadosamente curada, ofrece desde ceviches con pesca local hasta postres con chocolate ecuatoriano. Más del 40 por ciento de los ingredientes provienen de productores locales, lo que convierte cada plato en una extensión del territorio que se recorre.

Islas únicas, encuentros irrepetibles
Pero lo más valioso está afuera. Galápagos no necesita adornos. El archipiélago, a mil kilómetros del continente, sigue siendo un santuario natural donde cada isla es un universo en sí misma. Genovesa, con sus aves exóticas y los piqueros de patas rojas, entre estas. Lugares a los que solo se puede llegar por mar, y muchas veces únicamente con itinerarios autorizados como los que ofrece este tipo de crucero, tal como lo explica Alexis Jaramillo, guía naturalista con años de experiencia en estas travesías. “Aquí no solo acompañamos, también velamos porque se cumplan las normas del Parque Nacional. Nuestro trabajo es que el turista disfrute, aprenda, pero también que respete”.

Esa dualidad entre placer y conciencia es una constante. El buceo con snorkel permite nadar junto a tortugas, rayas y tiburones inofensivos. Los kayaks ofrecen una forma silenciosa de recorrer la costa y observar aves en su hábitat. Para quienes prefieren no mojarse, el bote con fondo de cristal revela la riqueza submarina sin necesidad de zambullirse. Todo el equipo -máscaras, aletas, chalecos- está incluido y en óptimas condiciones.
Los traslados entre islas, lejos de ser un trámite, son parte del encanto. Se realizan al amanecer o mientras se almuerza, para que el día esté siempre libre para explorar. La planificación es precisa: no hay tiempos muertos, pero tampoco prisas. Se trata de aprovechar cada hora, de exprimir la experiencia. Como dice Jaramillo, “descansar en Galápagos no es una opción. Hay demasiado por ver”.
Sostenibilidad, seguridad y magia en alta mar
El yate La Pinta, además, cuenta con sistemas de desalinización y tratamiento de aguas que garantizan el consumo responsable y la sostenibilidad de la travesía. Su tecnología a bordo está diseñada para reducir el uso de combustible y minimizar la huella. Esta consciencia ecológica se extiende incluso a productos de higiene personal que se ofrecen: todos son biodegradables, pensados para descomponerse naturalmente sin dañar los ecosistemas marinos.
En su interior, no faltan tampoco las comodidades necesarias para un viaje prolongado: conexiones eléctricas internacionales, Wi-Fi, tienda de recuerdos, biblioteca, bar y hasta un jacuzzi con vista al mar, donde muchos terminan la tarde con una copa de vino mientras el cielo se tiñe de naranja.

La experiencia de viajar en estas embarcaciones no solo es confortable, sino segura. Si alguien se siente mareado o necesita atención médica, a bordo siempre hay personal sanitario capacitado y un consultorio habilitado para atender emergencias. Todo está dispuesto para que la travesía se disfrute sin sobresaltos. Y en la noche, cuando el barco se ilumina suavemente, ocurre uno de los momentos más mágicos del recorrido: los peces son atraídos por la luz y, con ellos, llegan los tiburones de Galápagos. Se deslizan sigilosos en las aguas oscuras, observados desde la cubierta por los viajeros que, en silencio, asisten a un espectáculo natural único. Es ese tipo de detalles -pequeños, pero inolvidables- los que hacen que un crucero de expedición por Galápagos no sea solo un viaje más, sino una experiencia que transforma la manera en que se mira el mundo. Viajar en crucero por Galápagos es, al final, una forma de reconciliarse con el mundo natural. Es dormir entre olas, caminar entre reptiles, comer lo que da la tierra cercana y ver, con nuevos ojos, lo que aún sobrevive sin la mano del hombre.
Quien lo vivió lo lleva grabado en la piel. Porque hay viajes que no se olvidan. Y Galápagos, desde el mar, es uno de ellos.
Explorar la zona más allá de la cubierta
Para quienes desean vivir el archipiélago de forma más activa, los cruceros ofrecen diversas actividades que te conectarán aún más con el entorno natural:
- Snorkel: Explora el mundo submarino de Galápagos, donde podrás nadar junto a tortugas marinas, rayas, tiburones inofensivos y bancos de coloridos peces tropicales.
- Kayak: Recorre tranquilamente la costa de las islas en kayak, disfrutando de una perspectiva diferente y en silencio, ideal para observar aves o descansar frente a hermosos paisajes.
- Bote con fondo de cristal: Perfecto para quienes no desean entrar al agua pero sí disfrutar del espectáculo marino, este bote permite observar la vida submarina con total comodidad.
- Paddleboard (en algunas embarcaciones): Otra forma divertida de explorar la costa de las islas desde el mar.
Todo el equipo necesario para estas actividades está incluido: trajes de neopreno, aletas, máscaras, chalecos salvavidas y remos.

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