Luna de Saturno
Ilustración de Encélado, luna helada de Saturno, mostrando su océano subterráneo y los géiseres que emergen desde su polo sur, observada por una nave espacial en la distancia.Imagen generada con IA

Luna de Saturno muestra fuga de calor y refuerza teoría de vida posible

Encélado pierde calor por ambos polos, lo que sugiere un océano subterráneo estable y con condiciones para la vida

En una noche cualquiera, si alzáramos la vista hacia el cielo y siguiéramos el rastro de Saturno, difícilmente imaginaríamos que, mucho más allá de su brillo, podría existir un lugar donde la vida —aunque diminuta o desconocida— haya encontrado refugio. Ese lugar es Encélado, una pequeña luna helada que, a primera vista, parece tan inerte como cualquier trozo de hielo flotando en el espacio.

Sin embargo, bajo su superficie blanca como la nieve podría estar ocurriendo algo extraordinario: un océano cálido y salado, estable y lleno de los ingredientes necesarios para la vida. Esta posibilidad ha convertido a Encélado en uno de los lugares más fascinantes en la búsqueda de vida extraterrestre. Se cree que su océano subterráneo podría haberse mantenido activo durante millones de años, ofreciendo un entorno duradero donde la vida podría surgir y evolucionar.

La misión Cassini, de la NASA, encuentra esperanza

Hasta ahora, la mayor parte de la evidencia sobre la actividad interna de Encélado se centraba en su polo sur, donde enormes géiseres expulsan vapor de agua y partículas de hielo al espacio. Pero nuevas observaciones de la misión Cassini, de la NASA, revelan que la luna también está perdiendo calor por su polo norte. El hallazgo es clave: sugiere que el océano subterráneo no solo existe, sino que además cuenta con una fuente de energía constante que lo mantiene líquido a largo plazo.

El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Oxford, el Instituto de Investigación del Suroeste y el Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson, aporta la primera evidencia de un flujo de calor significativo en el hemisferio norte. Sus conclusiones, publicadas en Science Advances, contradicen la idea de que esa región era geológicamente inactiva. Según los científicos, Encélado emite mucho más calor del que cabría esperar si fuera simplemente un cuerpo congelado y pasivo, lo que refuerza la hipótesis de que podría albergar vida.

¿Cuáles son los indicios?

La presencia de agua líquida, una fuente de calor y compuestos químicos esenciales —como fósforo e hidrocarburos complejos— convierte a esta luna en uno de los mejores candidatos para la vida en el sistema solar. La estabilidad del océano depende de un delicado equilibrio entre la energía que gana y la que pierde. Ese balance se mantiene gracias al calentamiento por mareas: la gravedad de Saturno estira y comprime a Encélado durante su órbita, generando calor en su interior.

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Si la energía fuera insuficiente, el océano podría congelarse; si fuera excesiva, el entorno sería demasiado inestable. Por eso, comprender cómo se distribuye esa energía es crucial. “Encélado es un objetivo clave en la búsqueda de vida extraterrestre. Conocer la disponibilidad de energía a largo plazo es fundamental para determinar si puede albergar vida”, señala la investigadora Georgina Miles.

Para medir la pérdida de calor, el equipo analizó datos tomados por Cassini durante el invierno de 2005 y el verano de 2015. Modelos térmicos y observaciones infrarrojas mostraron que la superficie del polo norte es mucho más cálida de lo previsto, una señal clara de que el calor escapa del océano interno hacia el exterior.

Este equilibrio entre la producción y la pérdida de calor sugiere que el océano puede permanecer líquido durante escalas geológicas, ofreciendo un entorno estable en el que podría desarrollarse vida. Aun así, queda una gran incógnita: ¿cuánto tiempo ha existido este océano? Su edad es todavía incierta, y determinarla será clave para saber si ha estado allí el tiempo suficiente para permitir la evolución de organismos vivos.

Los nuevos hallazgos incrementan el interés científico por futuras misiones a Encélado, especialmente aquellas diseñadas para investigar directamente su océano subterráneo y analizar los componentes químicos expulsados por sus géiseres.

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