Ciencia y Tecnologia

El cóndor puede volar hasta 172 kilómetros sin batir sus alas

La distancia equivale casi a la misma que hay entre Guayaquil y Montañita, según estudio científico. El fin de esta cualidad: el ahorro de energía

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Investigar al cóndor andino es clave para preservar la especie en sus espacios naturales.EFE

La imagen que tenemos de un ave al volar es verla con un aleteo constante. Sin embargo, esto no pasa con los cóndores. Estas aves andinas, símbolo del Ecuador puede pasar hasta unos 172 kilómetros en el aire sin aletear. Para hacernos una idea: esta distancia equivale, más o menos, a la que hay entre Guayaquil y Montañita.

Esto quieres decir que los cóndores andinos pasan menos del 1% de su tiempo total de vuelo batiendo sus alas. Ello, a su vez, representa un mínimo histórico para el mundo de las aves. 

Esta conclusión fue hecha por un equipo de ornitólogos, rastreando los movimientos de 8 cóndores inmaduros de Argentina. Los resultados fueron publicados en PNAS.

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¿Y cuál sería la explicación para esta particularidad en el vuelo de los cóndores? La naturaleza es sabia y este caso no es una excepción que lo evidencia. Resulta que las aves de grandes dimensiones, como en el caso de estas carroñeras andinas (pueden medir hasta tres metros y pesar 15 kilos), gastan mucha energía en cada aleteo. La optimización (menos aleteos posibles para una gran distancia recorrida) busca, precisamente, un ahorro de energia.

DETALLES DEL ESTUDIO

El vuelo pasivo de los cóndores consiste en elevarse por mucho tiempo empleando corrientes de aire ascendentes o térmicas,  para así aletear lo mínimo necesario

Un equipo de ornitólogos dirigido por Emily Shepard de la Universidad de Swansea decidió averiguar en qué condiciones sucede esto y, entre 2013 y 2018, los científicos fijaron sensores en las alas de 8 cóndores inmaduros de Argentina que midieron altitud y ubicación. El peso de todo este equipo no superó el 1% del peso total del ave. Diez días después, los sensores se desconectaron y cayeron, después de lo cual los investigadores los analizaron.

El equipo logró registrar datos sobre 235 horas de vuelo de cóndores andinos. Las aves pasaron la mayoría del tiempo viajando entre la noche y los lugares de alimentación, así como patrullando las áreas donde se concentraban los rebaños de ganado.

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LOS RESULTADOS

Los cóndores estudiados rara vez batían sus alas: gastaban solo el 1,3% del tiempo total de vuelo en este movimiento.

Este indicador uno es un dato menor, se trata del más bajo entre todas las aves. Por ejemplo, en las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) durante la migración, la proporción de vuelo activo es del 17%; Para los albatros errantes (Diomedia exulans), esta cifra oscila entre 1,2% y 14,5%.

Durante los viajes de larga distancia, el vuelo activo fue 0,8% del tiempo, y durante los cortos, 8,6%. Los cóndores individuales pueden volar de 98 a 317 minutos sin batir sus alas: dada su velocidad, esto corresponde a una distancia de 172 kilómetros.

Muy a menudo, las aves tuvieron que recurrir al vuelo activo a bajas altitudes. En el 75% de los casos, esto ocurrió durante el despegue desde la superficie. Dado el alto costo energético de batir las alas, se puede suponer que los cóndores deben elegir cuidadosamente un lugar para aterrizar: esto evitaría el desperdicio excesivo de recursos. Otra situación en la que los cóndores baten las alas es durante las transiciones de una corriente de aire ascendente a otra.

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RESPONDIENDO AL ENIGMA DE LOS CÓNDORES

Los resultados del estudio nos permitirán aprender más sobre la ecología de los cóndores andinos y establecer una protección más efectiva de estas raras aves. Sin embargo, también son de interés para los paleontólogos que están tratando de reconstruir la forma de vida de los extintores de pájaros y pterosaurios, y para los ingenieros que desarrollan vehículos aéreos no tripulados.

Los parientes más pequeños de los cóndores, los zopilotes negros (Coragyps atratus) y los buitres cabecirrojos (aura de Cathartes) han desarrollado un tipo especial de vuelo en alza.

El desplazamiento “distorsionado” les ayuda a utilizar pequeños flujos turbulentos cerca de la superficie de la tierra y, por lo tanto, permanecer más tiempo en el aire.

El cóndor andino, cuyo nombre científico es Vultur gryphus es representativo de su zona, ha sido considerado sagrado por numerosas civilizaciones precolombinas e incluso aparece en los escudos de Ecuador, Chile,  Colombia y Bolivia. Esto demuestra la importancia de su existencia y lo necesario que es su preservación.