
Del shot al rooftop: así se baila y se canta en las noches de Cumbayá
Con discotecas, bares temáticos y rooftops, la parroquia se consolida como una de las zonas más vibrantes de Quito
La noche cae sobre Cumbayá. Las luces cálidas de los bares comienzan a encenderse mientras el sonido lejano de un bajo anuncia que, detrás de fachadas discretas, algo se está gestando. Lo que hace una década era apenas un conjunto de calles tranquilas y casas dispersas, hoy vibra con la energía de una parroquia que ha aprendido a reinventarse después del atardecer.
En este rincón del valle, al oriente de la capital, la vida nocturna ha dejado de ser una extensión improvisada de Quito para convertirse en una experiencia propia, con identidad y estilo. Entre risas, cocteles de autor y beats electrónicos, Cumbayá se reafirma como un punto de encuentro para quienes buscan algo más que fiesta: una noche con sabor, ritmo y personalidad.
Esta transformación ha sido impulsada por una nueva generación de emprendedores que han creado bares, discotecas y centros culturales que revitalizan las noches de Cumbayá, y que ofrecen opciones de entretenimiento para todos los gustos.
Entre los lugares más populares del momento se encuentran la discoteca Brown Sugar UIO, un espacio elegante que combina coctelería de autor y música urbana en un ambiente exclusivo, y Katari Cumbayá, un bar restaurante que ha sabido destacarse por su propuesta innovadora: shows en vivo, cocina creativa y una programación artística que cambia cada semana. Ambos espacios son solo el punto de partida de una ruta nocturna que puede durar hasta el amanecer.
Bailar hasta que el cuerpo aguante
Si de bailar se trata, pocas marcas han revolucionado tanto la vida nocturna de Cumbayá como Shot Me, un concepto nacido en Quito que ha conquistado con una propuesta desenfadada, provocadora y cargada de sabor.
La experiencia comienza en Shot Me Lab, un bar temático que se autodefine como “el primer laboratorio de shots del país”. Allí, los bartenders visten batas blancas, las bebidas se sirven en tubos de ensayo o probetas, y el ambiente es eufórico desde que cae la noche. Cuenta con más de cuarenta variedades de shots, desde los clásicos hasta combinaciones experimentales con nombres irreverentes.
Muy cerca está Shot Me The Cave, también conocido como Shot Me Tiki, un espacio diseñado para quienes no conciben una noche sin reguetón, luces neón y pistas de baile repletas. Este local, más amplio y con una estética tropical que recuerda a una caverna tiki, se ha convertido en el templo del ‘perreo’ en Cumbayá. La música urbana es protagonista, con DJs residentes que garantizan que la energía no decaiga hasta altas horas.

Ambos locales suelen llenarse los fines de semana, así que lo recomendable es reservar con antelación o llegar temprano. El ambiente es joven, diverso y siempre festivo: aquí se viene a soltar el cuerpo y olvidarse del estrés de la semana.
Desde las alturas también se vive la noche. Los rooftops de Cumbayá se han convertido en escenarios privilegiados para disfrutar de la ciudad iluminada mientras suenan ritmos latinos, electrónicos o chill out. En terrazas cuidadosamente ambientadas, con jardines verticales, luces cálidas y mobiliario de diseño, los cócteles se saborean distinto. Son espacios donde el tiempo parece diluirse entre una buena conversación, el humo suave de un habano y el tintineo del hielo en un vaso de gin tonic.
Algunos de estos rooftops apuestan por la fusión: sesiones de DJ en vivo, tapas gourmet, proyecciones sobre muros de concreto o noches temáticas que van del flamenco a la samba. Aquí el baile no es frenético, pero sí constante; se baila con elegancia, con el cuerpo más que con los pies. Es la zona de encuentro para parejas, grupos de amigos o curiosos que prefieren elevar la noche, literalmente, a otro nivel
Cantar a viva voz
Para quienes prefieren cantar, reírse con amigos o simplemente pasar un buen rato sin demasiadas pretensiones, está La Casa de las Flores Cumbayá. Este bar ha construido su reputación gracias a sus noches temáticas y a su vibrante propuesta musical, que incluye tributos, karaoke y shows en vivo.
La decoración del lugar -colorida, floral, con luces cálidas- crea una atmósfera acogedora donde cada mesa se convierte en una pequeña fiesta. Las noches de karaoke son especialmente populares: aquí se canta a todo pulmón, sin vergüenza, con el público aplaudiendo y coreando los éxitos del momento o clásicos del pop y la balada.

Pero además del karaoke, La Casa de las Flores organiza fiestas especiales como la “GLOW Summer Party”, en la que el glitter y los cócteles fluorescentes son protagonistas. También se realizan tributos a artistas como Alicia Keys, Natalia Jiménez y Karol G, con músicos en vivo que convierten la noche en un espectáculo interactivo.
Este espacio es ideal para grupos de amigos que buscan algo más relajado pero igualmente divertido. La música, los tragos de autor y el ambiente de camaradería hacen que cada visita sea una experiencia memorable.
Entre el arte y la música electrónica
Para quienes buscan un plan nocturno alternativo, más cercano al arte contemporáneo y los sonidos electrónicos, La Tejedora Distrito Creativo es el epicentro. Este complejo, ubicado en una antigua fábrica textil restaurada, alberga más de cincuenta espacios entre talleres, tiendas de diseño, cafés, restaurantes y, por supuesto, bares que funcionan también como escenarios culturales.
Uno de los referentes más destacados dentro de La Tejedora es Chinaski Bar. Inspirado en el alter ego literario del escritor Charles Bukowski, Henry Chinaski, el local es un refugio para los amantes del arte, la conversación profunda y la música electrónica de calidad. Con una programación que incluye desde DJs locales hasta artistas internacionales, este bar ha logrado consolidar una comunidad fiel que acude no solo a bailar, sino a compartir ideas y experiencias.

En Chinaski no se trata solo de beber: hay exposiciones de arte, ciclos de cine, y hasta ferias editoriales. La propuesta es inmersiva, y el espacio -con su decoración sobria, luces tenues y detalles industriales- invita al descubrimiento. Es un lugar para quienes prefieren un ambiente más íntimo pero igualmente vibrante.
La Tejedora, en general, representa una alternativa valiosa frente al circuito comercial: un lugar donde se puede cenar, tomar un cóctel de autor, comprar arte independiente y, al final, dejarse llevar por los beats electrónicos.
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