Robinski, fotógrafo ecuatoriano
Su afición por capturar imágenes empezó en la infaciaCortesía

Robinski y el embrujo de los volcanes

Atrapado por la conservación de la naturaleza, el artista captura y perenniza la majestuosidad de las montañas con su poderoso lente.

Roberto Valdez (30), como nadie lo conoce, descubrió la magia fotográfica cuando, de niño, desarmaba y armaba cámaras de foto que encontraba en la casa de sus abuelos, donde creció, libre como el viento. La afición empezó al retratar todo tipo de insectos, los que encontraba mientras deambulaba en el mundo en el que vivía. La cámara, desde entonces, se convirtió en su compañera y amiga, además de la herramienta que ha facilitado esa curiosidad innata en él.

Diseñador gráfico, conservacionista y fotógrafo, al retratar el portentoso universo de los volcanes, ha logrado traspasar el tiempo, con icónicas imágenes que se perpetúan en sus exhibiciones y los libros que ha publicado y los que vendrán, inexorables, con su firma e impronta.

Durante mis proyectos, vuelo en un ultraligero sobre las montañas... y, claro, puede pasar cualquier cosa, pero tampoco se puede vivir con miedo a la vida.

Imágenes con impacto

El romance con el paisaje no se enraizó, curiosamente, en las costas del Litoral, de donde proviene -es guayaquileño con acento manaba- pues, al otro lado, tomó impulso ese espíritu intrépido que lo llevó a surcar los inconquistables montes de fuego en la franja andina. Los tesoros que esconden en sus faldas y entrañas conquistaron al artista hace una década, tiempo en el que ha captado impactantes imágenes que, muchas veces, se logran tras varios intentos y expediciones. Aquello que acentúa esa pasión por la madre naturaleza y que se consigue, únicamente, en el vértigo de la aventura. “Hay fotos que me han tomado años retratar… atrás de cada una hay mucho trabajo y esfuerzo, buscando el momento y el lugar precisos… y, sobre todo, el tema es orientar hacia la conservación”.

No se trata de tomar lindas fotos, dice, sino de que cada retrato cuente algo, bonito, malo o feo, pero que tenga un mensaje. “La fotografía es tan poderosa que puede generar un cambio. El desierto de Palmira, por ejemplo, es pequeño, pero tiene unas dunas muy bonitas. Pero ahí montan cuadrones o hacen 4 X 4 (¡!) lo que pueden dañarlo. ¡Hay que pelear por conservarlo!”.

De hecho, la conexión del artista con los montes y la naturaleza es tal, que todos sus esfuerzos se dirigen hacia la conservación como objetivo primario. “Con mis libros financio mingas de recolección de basura en la reserva del Chimborazo y, hasta hoy, se han recolectado 5,5 toneladas de basura de las faldas del volcán. Esto es como devolver el favor y agradecer a esta montaña que me ha dado tanto, dejándolo limpia, por lo menos en un trocito porque es inmensa. Si alguien me dice qué otro proyecto podría hacer, soy todo oídos”.

Robinski
Tomar fotos a las montañas, volcanes, es su gran pasiónGRANASA

Obras

Su trabajo es ir y perderse en cada aventura, descubrir nuevos lugares y transformarlos, luego, en historias o libros. “No todos pueden irse a la montaña dos semanas en cada expedición, por eso trato de llegar a otros a través de mis proyectos”.

En su catálogo de vida lleva incontables viajes que toman tiempo planificar, considerando diversos factores como clima, vientos, fases lunares, equipo, recursos, traslados, hospedaje y más. En ese espacio, el fotógrafo se financia por sí mismo cada proyecto, pero la venta de sus obras, los print de sus fotografías y los calendarios que diseña han sido el apoyo económico de los que se ha valido para seguir adelante. “Mis libros vivirán más tiempo que yo, por eso quiero que sean lo más puros posibles… no tienen marcas ni logos de otros, solo mi nombre. Y como soy diseñador gráfico, yo soy quien diseña los libros y mi página web donde vendo mis productos”.

¿Highlands of Ecuador’, ‘El gran Chimborazo’ y ‘El noble Cotopaxi’ son el legado para un público que aprecia la naturaleza y valora un trabajo que impacta a los sentidos. Paralelamente, Robinski -como lo llaman desde chico- se dedica a planificar proyectos y expediciones, crea contenido para sus redes y las charlas sobre conservación y fotografía que abre al público que lo sigue. En cualquiera de esos espacios, el artista aborda temas sobre medio ambiente y conservación, como una responsabilidad sine qua non.

Nada como Ecuador

“He estado en Estados Unidos, Guatemala, Perú, Colombia, pero lo que más me gusta es Ecuador porque su paisaje y montañas me fascinan y me tienen enamorado”. Aquella inspiración para ir más allá, tomó impulso de Marco Cruz y Karl Egloff, grandes andinistas que van dejando una huella marcada en el país.

Punto aparte, está Jorge Anhalzer, también fotógrafo, conservacionista y autor de varios libros, quien resultó su guía y motivación para volar por la ruta de los volcanes. Al compartir la misma pasión, surgió una amistad y el prólogo de uno de los libros de Robinski. Aquí un extracto: “Roberto puede ser capaz de conversar con el gran Chimborazo, porque así lo denotan sus imágenes. Lo visita con frecuencia y ha llegado a conocerlo en sus amaneceres radiantes y también ha soportado la ira de sus tormentas. Ha compartido con el gigante las noches serenas con estrellas aguantando las heladas que esas noches presagian. El compendio de estas páginas publicadas da fe de este diálogo íntimo entre un guayaquileño embrujado y un cerro brujo”.

Cara a Cara

  • ¿Riesgos en la aventura?

En cada expedición nos trasladamos con equipos muy costosos y hay un miedo latente por la inseguridad. También, en los volcanes hay grietas de 20, 30 metros de profundidad que, si te caes, no cuentas la historia. Durante mis proyectos, vuelo en un ultraligero sobre las montañas... y, claro, puede pasar cualquier cosa, pero tampoco se puede vivir con miedo a la vida.

  • ¿Qué tiene a favor?

Mi fortaleza, el hecho de ser muy planificador, perseverante, constante para cumplir mis metas. Pero mi debilidad es ser muy ansioso. Me ha tocado aprender a ser paciente.

  • ¿Quién lo acompaña en la vida?

Soy soltero, pero están mi madre, mis hermanos más chicos y mi perrita beagle, orejona de 5 años que adoro.

  • ¿Cómo mira el futuro?

Seguir viajando, publicando más libros y, en la vejez, como no soy un citadino, quisiera vivir en el campo, con mis vaquitas, gallinas y que nadie moleste.

  • Su última fotografía, ¿dónde fue?

En la Isla de la Plata, Manabí. Fui a una expedición para fotografiar ballenas.