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En la fundación realizan también actividades para la distracción de los asilados.Cortesía

El riesgo de cierre ronda a la Casa del Hombre Doliente

Los ingresos de la fundación bajaron, lo que lleva a temer por su futuro.  Allí viven 58 personas con discapacidades y enfermedades terminales

En los casi 35 años de existencia de la Casa del Hombre Doliente es la segunda vez que esta fundación guayaquileña teme por el futuro de su asilo. Las dificultades económicas agravadas en el último año han llevado a la institución a ponerse un plazo, hasta finales de julio próximo, para tomar una decisión sobre si seguir o cerrar.

Las complicaciones comenzaron en 2016, el año en que el terremoto azotó al país. Las donaciones bajaron y sus grandes eventos no lograban las recaudaciones de otras épocas. Salían a flote con esfuerzo. Pero las preocupaciones aumentaron a principios de este 2020 con el retiro de la ayuda de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, lo que les dejó un gran hueco en el presupuesto.

Son 58 adultos mayores con discapacidades y enfermedades terminales que deberán abandonar el lugar si se decide cerrar (28 de ellos no tienen familia), pues la fundación tiene problemas para juntar los cerca de $ 500.000 que se requieren para el funcionamiento anual del asilo.

A inicios de este año, la Junta de Beneficencia de Guayaquil, que hace casi una década había salvado a este albergue de la desaparición por los problemas económicos que enfrentaba, les hizo un anuncio. Esta institución que había realizado en ese tiempo varias inversiones (en la edificación más de dos millones de dólares) y aportes económicos que superaron los tres millones, les informó que no podría aportar más y que esos 50.000 dólares que les daba eran los últimos.

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Esa situación los hizo tambalear y las complicaciones aumentaron con la llegada de la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias económicas en las empresas y ciudadanos.

El padre César León, director de la fundación, recuerda que las esperanzas que tenían puestas en uno de sus grandes eventos, el bingo que habían previsto para junio, se esfumaron por las complicaciones que ha causado el coronavirus.

Y sobre la tradicional cena de la solidaridad ‘Consomé caliente para el alma’ que realizan en septiembre y que también les implicaba una gran ayuda, dijo que será prácticamente imposible concretarla, pues muchos de sus aportantes eran empresarios que hoy atraviesan por dificultades para mantenerse a flote.

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La Casa del Hombre Doliente atiende a 58 personas con discapacidades y enfermedades terminales.Cortesía

En el asilo, ubicado en Samanes 7, hay internados mendigos, enfermos terminales y personas abandonadas, además de un grupo por el que sus familias entregan una pequeña mensualidad. Entre los albergados están personas con demencia senil, esclerosis lateral múltiple, VIH y trastornos mentales.

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Además, el voluntariado universitario y colegial que llegaba para ayudar a la atención se ha ausentado, por lo que el personal duplica esfuerzos. Saben que esa parte es inevitable, pues no pueden dejar entrar a nadie ajeno a la institución por el riesgo de contagio.

Aunque la fundación cuenta con el apoyo del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), que aporta con el 40 % del presupuesto, y del Municipio de Guayaquil, que entrega el 4 %, el retiro de la ayuda de la Junta (que apoyaba con el 20 %) y la imposibilidad de realizar los eventos de recaudación que permitían completar el faltante, hace que haya más problemas económicos. Deben conseguir más de 200.000 dólares. La situación los ha llevado incluso a retrasarse desde marzo en el pago de salarios a los trabajadores.

El padre León dice que le preocupa cuál será el destino de los asilados en caso de que cierren, pues mientras treinta de ellos tienen familias que deberán encargarse de ellos, hay otros 28 que no cuentan con nadie, por lo que el Gobierno tendrá que asumir su cuidado.

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Explica que en junio la Casa del Hombre Doliente deberá recibir un nuevo desembolso del MIES y que al mes siguiente, a finales de julio, luego de ver si han podido conseguir los ingresos que hoy le faltan, tomará una decisión.

Anhelan que aparezca la ayuda, por eso pidieron auxilio a través de las redes sociales. “Nuestro hogar también ha sido afectado por la crisis que atraviesa el mundo, si no logramos cubrir los gastos que se generan diariamente nos veremos obligados a cerrar”, dice el mensaje que apela a la solidaridad “para continuar solventando los gastos de los pacientes adultos mayores con discapacidades y enfermedades terminales que albergamos”.

Esperan que esta vez, como hace casi una década, personas e instituciones lleguen al rescate del asilo.

  • Cómo ayudar

Quienes deseen colaborar pueden comunicarse al 04222145 o al 042212146. También pueden contactarse a través de las redes sociales de la fundación.

1.100 dólares es el monto mensual promedio que se gasta en cada asilado por la atención que requieren.

  • Otro asilo que atraviesa por problemas

En la fundación Casa del Hombre Doliente requieren donaciones de víveres, de implementos de limpieza para el asilo y de productos de higiene para los internos, además de pañales, guantes y mascarillas.

Pero también necesitan colaboraciones económicas para lo que implica la atención en salud y para pagar a los trabajadores que no pertenecen al MIES y que no reciben dos meses de sueldo, además deben cancelar el mantenimiento del lugar.

Este asilo se suma al Sofía Ratinoff de Solimano de la fundación Clemencia, que viene enfrentando problemas económicos y también de salud con sus 70 adultos mayores (la mayoría rescatados de las calles) que presentan síntomas de COVID-19 y a los que a muy pocos se les ha realizado la prueba que les ofreció el gobierno, pese a que varios han fallecido.

Están subsistiendo con las donaciones que llegan de personas e instituciones.

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El asilo Sofía Ratinoff de Solimano continúa con problemas para funcionar.Cortesía