Liceo Panamericano Samborondón
El Liceo Panamericano Samborondón fue el único colegio en el Verano Legislativo, dejando en evidencia la capacidad juvenil para aportar al país.Cortesía

Jóvenes del Liceo Panamericano Samborondón aprenden democracia desde la Asamblea

Estudiantes participaron en el Verano Legislativo, fortaleciendo su liderazgo y comprensión del trabajo parlamentario

El programa Verano Legislativo Ecuador abrió un espacio único de formación ciudadana en la sede de la Asamblea Nacional, con la participación de más de 300 jóvenes de distintas provincias. En este escenario, el Liceo Panamericano Samborondón fue la única institución educativa en representar al sector colegial, marcando un precedente en la vinculación de la juventud con la vida política del país

Estudiantes participantes en la Asamblea Nacional

Las estudiantes Amy Sánchez y Marta Valverde protagonizaron intervenciones que destacaron por su claridad, capacidad de análisis y liderazgo, lo que les permitió dejar en alto el nombre de su institución. Para la rectora, Patricia Ayala de Coronel, se trató de un logro histórico: “Una sola institución, dos voces, y un país que escuchó sus brillantes intervenciones dejando en alto el nombre de nuestra comunidad liceísta”.

Más allá del evento, la experiencia permitió a los jóvenes adquirir aprendizajes duraderos. Oratoria, pensamiento crítico, trabajo colaborativo y la comprensión práctica del funcionamiento de la Asamblea Nacional fueron parte de las competencias que fortalecieron. En palabras de Jorge Quinde, coordinador de Participación Ciudadana, este tipo de programas representan “una puerta abierta al corazón del trabajo legislativo”.

Una variedad de actividades en el Verano Legislativo

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El Verano Legislativo no se limitó a la explicación de procesos, sino que incluyó talleres, clases temáticas y debates simulados, donde los participantes pudieron asumir el rol de legisladores y comprender la responsabilidad que conlleva construir leyes. Esta dinámica hizo que los jóvenes no solo recibieran información, sino que también practicaran el ejercicio democrático desde una perspectiva formativa y participativa.

El impacto del programa también trascendió fronteras. Desde el Congreso Mexicano, Alan Balderas calificó la iniciativa ecuatoriana como un ejemplo inspirador: “Hacer leyes no es solo tomarse una foto o dar un discurso; es una responsabilidad con quienes confían en nosotros”. Estas palabras reforzaron la idea de que la participación ciudadana no conoce límites geográficos y que la formación política puede convertirse en un puente de cooperación entre países.

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