
Francisco Echeverría: “El momento es ahora para hacer jazz en Ecuador”
El músico guayaquileño Francisco Echeverría cuenta cómo el jazz dejó de ser un género ignorado y encontró su lugar en el país
Francisco Echeverría es considerado uno de los pioneros del jazz ecuatoriano. Pianista, compositor, gestor cultural y docente, lleva más de cuatro décadas impulsando el desarrollo de este género en el país. Su influencia no solo se refleja en el escenario, sino también en la creación de plataformas que han dado visibilidad a nuevos talentos y han conectado a Ecuador con la escena latinoamericana del jazz.
Romper los esquemas del jazz
“Han sido unos años de mucho sacrificio”, reconoce Echeverría al recordar su camino dentro del jazz ecuatoriano. En su juventud, este género era visto como algo lejano, casi elitista. “Existían esquemas como: el jazz es para gente mayor, no se puede bailar o sólo es instrumental”, comenta. A lo largo del tiempo, esos paradigmas fueron derrumbados con constancia y pasión.
Hoy, asegura con optimismo, Ecuador ha crecido notablemente en el ámbito artístico. La existencia de carreras universitarias en Guayaquil dedicadas al jazz y la música contemporánea es una muestra clara del interés que ha despertado este género en nuevas generaciones.
De proyecto local a red continental
En 2005, Echeverría fundó el Guayaquil Jazz Project con el propósito de difundir el género y apoyar a músicos jóvenes. Lo que comenzó como una iniciativa local terminó convirtiéndose en una red continental. “El proyecto tuvo tanto éxito que se expandió a nivel nacional e internacional, para lo cual creé America Latina Jazz Network”, afirma.
Además, impulsó el Guayaquil International Jazz Festival, que se mantuvo vigente durante cinco años, convirtiéndose en un espacio de encuentro para músicos, públicos y propuestas diversas.
Fusión como lenguaje y paradoja
Sobre sus propias composiciones, Echeverría reconoce que resultan difíciles de clasificar. “Podríamos llamarla fusión”, explica, ya que incorpora elementos de distintos géneros y estilos. Aun así, el jazz sigue siendo el eje: punto de partida y destino final. “Nuestra música no es ficción, ni tampoco realidad, es una auténtica paradoja, la auto contradicción como estructura de pensamiento. Es un bucle eterno sin solución”, describe.
Su visión musical se articula con una filosofía vital: crear, innovar, avanzar. “Si las cosas no pasan, hay que hacer que sucedan”, insiste.

Un llamado a la acción
Consciente del paso del tiempo, Echeverría comparte una reflexión que, según dice, ha comprendido recientemente: “No dejen pasar un solo segundo para realizar los proyectos que tienen en mente. Todo es posible, sólo hay que ponerse a trabajar”. Su mensaje es directo, sin adornos: “La vida es muy corta como para esperar estar preparados para algo. Nunca se está preparado del todo. El momento es ahora”.