Los Niños y las Olas de Calor: Datos, Riesgos y Soluciones Basadas en Evidencia
Análisis del impacto global del calor extremo en la infancia.freepik IA

Cómo el calor afecta a los niños: 5 efectos críticos y estrategias de adaptación

Explora estrategias de adaptación en entornos escolares y comunitarios para proteger a la generación más afectada

La crisis climática no es una amenaza futura para los niños; es una condición presente que define sus vidas. El informe Born into the Climate Crisis, publicado por Save the Children en colaboración con la Vrije Universiteit Bruselas, establece que los niños nacidos en 2020 enfrentarán, en promedio, siete veces más olas de calor abrasador que sus abuelos. Un estudio publicado en Nature corrobora esta disparidad intergeneracional: si las temperaturas aumentan 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales, el 52% de las personas nacidas en 2020 experimentará olas de calor sin precedentes a lo largo de su vida, frente a solo el 16% de las nacidas en 1960.

En España, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) registró tres olas de calor y siete "episodios cálidos notables" entre mayo y agosto de 2024, un patrón que ya no se limita a los meses de verano. La vulnerabilidad no se distribuye de manera uniforme. Un estudio basado en datos de 2000 a 2013 determinó que las áreas urbanas son casi seis veces más vulnerables al calor extremo que las rurales. Dentro de las ciudades, el riesgo se concentra en zonas con "alta densidad urbana, pocas áreas verdes y viviendas relativamente antiguas o mal aisladas", un perfil que, según la investigadora Mar Satorras, encajan ciudades como Barcelona, Valencia y Sevilla.

La Encuesta de Condiciones de Vida del INE muestra la creciente tensión térmica en los hogares: una de cada tres personas en España declaró en 2023 no poder mantener su vivienda a una temperatura adecuada en verano, un aumento significativo desde el 25% registrado en 2012. Aplicando el Índice de Vulnerabilidad al Cambio Climático (IVAC) en el área metropolitana de Barcelona, un informe de la Fundació Bofill (2024) estimó que más de 50,000 niños de 3 a 12 años —el 15.8% del total de ese grupo— residen en áreas de alta vulnerabilidad al calor.

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Cinco efectos críticos del calor en la vida de los niños

El calor extremo compromete el desarrollo infantil de manera integral, desde su salud física hasta su bienestar emocional.

  1. Interrupción de la educación: Las olas de calor provocan el cierre de escuelas en todo el mundo. Incluso cuando permanecen abiertas, el calor afecta la concentración. Una investigación citada por UNICEF en una nota técnica de 2023 señala que el ritmo de aprendizaje se ralentiza a medida que aumenta el número de días escolares calurosos, un hallazgo respaldado por un estudio de Nature Human Behaviour (2021) que analizó el rendimiento escolar en 58 países.
  2. Riesgo para la salud: La exposición directa puede causar deshidratación severa, agotamiento y golpes de calor. Mònica Ubalde, investigadora de ISGlobal, explica que "los mecanismos de sudoración y vasodilatación no son tan eficientes [en los niños] como en los adultos" y que "su capacidad para beber líquidos y su respuesta a la deshidratación pueden ser más limitadas". La exposición repetida incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias, renales y otros peligros.
  3. Agravamiento del hambre: El calor extremo provoca fracasos en las cosechas y la muerte del ganado, según el informe de Save the Children. Esto reduce la disponibilidad de alimentos e incrementa sus precios, dificultando que muchas familias accedan a la nutrición necesaria.
  4. Limitación del juego y desarrollo: Las olas de calor obligan a los niños a permanecer en interiores, privándoles de actividades críticas para su desarrollo físico y mental, como el ejercicio, los deportes y el juego social al aire libre.
  5. Angustia psicológica: Los efectos palpables de la crisis climática impactan la salud mental infantil. Investigaciones muestran que los niños y jóvenes se preocupan por el futuro que heredarán, una ansiedad que, reconocen, "afecta negativamente su vida y funcionamiento diarios".

Cómo adaptar los entornos: de los patios escolares a las políticas

La adaptación requiere transformar los espacios físicos donde los niños pasan la mayor parte de su tiempo. El proyecto Refugis climàtics a les escoles, ejecutado en Barcelona entre 2018 y 2022, demostró el camino al intervenir en 11 centros con soluciones "verdes" (plantar árboles, sustituir superficies duras), "azules" (fuentes, áreas de agua) y "grises" (adaptación de edificios). Francesc Baró, coordinador del proyecto europeo CoolSchools, afirma que "en entornos que han pasado por estos procesos de transformación, estamos observando un efecto positivo en la salud de los niños, tanto en el desarrollo cognitivo como en el comportamiento y la atención".

A nivel arquitectónico, Aurora Monge, investigadora de la Universidad de Navarra, prioriza medidas pasivas como el aislamiento de fachadas, la ventilación natural y el uso de colores claros. Proyectos como Escoles + Ventilades de la UPC prueban estos sistemas. Monge advierte que cuando estas medidas no basten, "irán acompañadas de la instalación de los sistemas de aire acondicionado activos necesarios" para garantizar la salud.

Frente a medidas reactivas como el adelanto de la salida escolar en días de alerta por calor —permitido en Andalucía—, expertos como Cristina Linares, científica del Instituto de Salud Carlos III, plantean dudas cruciales: "¿Quién va a estar en casa para cuidar a esos niños si sus padres trabajan?". Baró añade otra pregunta fundamental: "¿Hasta qué punto se ve comprometido el derecho a la educación por todos estos impactos climáticos?".

La percepción infantil del calor también difiere. El proyecto de ciencia ciudadana Vigilants de la Calor encontró que, en un 29% de los casos, los niños perciben el calor en el hogar más intenso que los adultos. Factores como su tasa metabólica, nivel de actividad y limitaciones para adaptarse por sí mismos (abrir ventanas, ajustar la ropa) explican estas diferencias.

Un futuro por redefinir

La evidencia es contundente: la infancia actual carga con la mayor exposición histórica al calor extremo, una carga que se traduce en riesgos concretos para su cuerpo, su mente y sus oportunidades de futuro. Los datos del INE y los mapas de vulnerabilidad urbanística revelan que este impacto se amplifica por las desigualdades socioeconómicas y territoriales.

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