Los grupos feministas responden a quienes las tildan de feminazis.
Los grupos feministas responden a quienes las tildan de feminazis.INTERNET

8M: ¿Por qué está mal llamar feminazis a las feministas?

Este término compara de forma peyorativa la lucha de las mujeres con los actos realizados por el nazismo

Feminazi’, un acrónimo compuesto por las palabras ‘feminista’ y ‘nazi’, compara de manera despectiva al feminismo con el nazismo, esa ideología de extrema derecha que reinó en Alemania durante los años 1933 a 1945 y por la que se cometió genocidio.

Este término ha venido popularizándose desde hace algunos años, y ahora son cada vez más las personas, especialmente los hombres, quienes lo utilizan como una forma de insulto para referirse hacia los grupos feministas, pero, ¿qué tan grave es realizar esta comparación?

Para Diana Gardeneira, artista y activista feminista, no tiene sentido que se compare a este grupo de mujeres con los nazis. “Es algo totalmente opuesto. Nosotras estamos luchando por nuestros derechos para tener una mejor vida, sin embargo, equiparan nuestra lucha a la matanza que se cometió hace años, es irónico, porque es a nosotras a quienes nos continúan asesinando”.

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Ana María González, docente y también integrante del feminismo, recalca que utilizar este término “es un insulto a cualquier persona cuyos familiares hayan sido víctimas del nazismo, porque se minimizan los horrores que vivieron tanto ellos como sus antepasados”, al igual que Gardeneira, cree que la comparación no viene a lugar, porque el objetivo de los grupos feministas nunca ha sido lastimar a la población ni a ninguna parte de esta, por el contrario, su único anhelo ha sido “crear sociedades más justas”.

La educadora cree que este problema surge cuando otro grupo, como los denominados ‘provida’, ven un aspecto de las feministas con el que no concuerdan, entonces, automáticamente pasan a convertirse en personas con ideas erradas.

“Es más fácil encontrar una sola cosa con la que no estemos de acuerdo, que realzar los mil motivos en los que sí concordamos y por los que deberíamos luchar para que sean más fáciles de alcanzar”, manifiesta Gardeneira.

Pero el pseudo nazismo con el que se tilda a los grupos feministas no es el único estigma que deben enfrentar estos grupos. A ese insulto se suman otros, como asegurar que durante las marchas que se realizan cada 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) o cada 25 de noviembre (Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer), los grupos feministas rayarán los patrimonios de la ciudad y se desnudarán en las marchas porque “solo saben actuar con vandalismo”.

Frente a esto, Gardeneira asegura que “las calles de varias ciudades están llenas de grafitis alusivos a equipos de fútbol o mostrando el órgano reproductor masculino, sin embargo, eso no molesta, lo que sí les afecta (a quienes las tildan de feminazis) es ver una pared con los nombres de las víctimas de femicidio o las cifras de cuántas mujeres han sido asesinadas”.

Ana María por su parte, asegura que “las personas se comunican a través del comportamiento y si se está haciendo algo que se tilda como destructivo es porque existe un motivo y debe ser tomado en cuenta”, además continúa diciendo que la “impotencia y la ira de ver como las instituciones con tanto poder hacen caso omiso a la violencia que se efectúa contra la mujer” las impulsa a tomar estas medidas.

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“Nos están matando todavía, por eso tenemos que salir a las calles a exigir protección, si no lo hacemos nosotras, nadie más lo hará”, asegura Gardeneira, puntualiza, además, que la sociedad no levanta su voz cuando se atropellan los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes, no obstante, sí muestran su descontento cuando los grupos feministas rayan una pared, salen a marchar o piden que se cumplan sus derechos.

La activista expone que si en estas marchas hay mujeres que se quieren sacar la camiseta para mostrar sus senos, es porque nunca tienen la posibilidad de sentirse totalmente seguras ni libres, como en los espacios que se fomentan durante el 8 de marzo o el 25 de noviembre. “Es una forma de rebelión en donde se expresa que tu cuerpo te pertenece a ti y nadie tiene por qué decidir cómo debes vestirte, ni señalarte por lo que has decidido o no llevar puesto”.

Escuchar a todas las partes involucradas es el mejor remedio para arreglar las diferencias, asegura González. Afirma que, de hacerlo, se entendería la razón por la que las mujeres plasman las cifras de los femicidios en distintos puntos de las ciudades.

Sin embargo, cree que el hecho de que la sociedad le tenga miedo al cambio es totalmente normal, “por más que lo común no sea lo ideal, lo desconocido da más miedo, imaginarnos un país en donde en realidad seamos iguales, en donde prime la justicia, provoca temor”, expresa la catedrática.

Para Diana, los hombres deberían replantearse la forma en la que actúan, ya que “muchos recurren al acoso callejero, especialmente cuando se encuentran con sus amigos”, dice que “es como una competencia donde el más morboso es el que gana y si no desean ser partícipes de aquello entonces los tildan de mujercitas”.

Pero las agresiones no solo llegan por parte de los civiles, al menos eso dice la artista, quien asegura que los grupos feministas se han visto afectados por la misma Policía. “Durante la marcha por el Día de la Mujer del año pasado (2022) los uniformados les lanzaron gas pimienta a varias mujeres sin que ellas hayan dado motivos para recibir ese tipo de maltrato”, expone Gardeneira.

Es por esto que González impulsa a la sociedad a desaprender los patrones machistas con los que cierta parte de la ciudadanía ha crecido dentro de sus hogares o instituciones educativas.

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Gardeneira concuerda, por eso sostiene que cierta parte de las generaciones de adultos mayores retrasan la lucha, debido a las creencias machistas con las que fueron criados. Su fe está puesta en los jóvenes, espera que sean ellos quienes puedan convertirse en el referente para generar un cambio, aunque reconoce que esta lucha llevará tiempo, pero no pierde la esperanza que, aunque sea a pasos cortos los objetivos se alcanzarán.

Sin embargo, no deja de preocuparle la lentitud, especialmente porque asegura que a raíz de la pandemia todo empeoró y los pequeños avances que habían tomado tantos años para conseguirse, se volvieron a esfumar.

Tanto Gardeneira como González sostienen que el movimiento feminista aún no se detendrá, porque faltan muchos objetivos por alcanzar. “Aún no conseguimos vivir con tranquilidad, la preocupación está latente cuando pasamos por algún sitio que está lleno de hombres, porque no sabemos la forma en la que actuarán”, afirma Diana.

Reconocen que las feministas han conseguido hitos importantes para los derechos de las mujeres, como el acceso a la educación, a tener un trabajo o a ejercer el derecho al voto, pero afirman con total convicción que la lucha continuará hasta el día que estén seguras de que finalmente consiguieron una sociedad más justa y segura, tanto para ellas, como para las futuras generaciones.