
La vuelta al mundo en Metrovia
Lunes 07:00. La ruta de la metrovía que recorre Guayaquil desde el norte y pasa por el centro hasta llegar al sur, recoge a los pasajeros. Ciento sesenta es su capacidad, pero esta siempre es superada en horas pico.
Lunes 07:00. La ruta de la metrovía que recorre Guayaquil desde el norte y pasa por el centro hasta llegar al sur, recoge a los pasajeros. Ciento sesenta es su capacidad, pero esta siempre es superada en horas pico. Y ahí apretaditos van los oficinistas, los comerciantes, los universitarios; el ciudadano de a pie, que no sabe qué hacer para entrar entre la muchedumbre porque está ‘con el tiempo’.
La situación no es diferente en otras partes del mundo, en cualquier día de la semana. “El olor entremezclado de comidas, el bullicio y el atiborramiento, son la norma en el metro de Nueva York, especialmente en las horas pico”, dice la economista y periodista guayaquileña Silvia Santacruz, que reside en Yonker, Westchester, desde hace 12 años.
Por eso prefiere el bus express, pues aunque el pasaje le cuesta más del doble ($ 2,70 en tren y $ 6,50 en bus) le asegura un asiento y le garantiza un viaje placentero, en el que se prohíbe el consumo de comida y hasta hablar por celular. “Eso sí, cuando hay nevadas nada es más confiable que el tren. Esos días viajo estrecha pero segura”.
Estrechez. Esa es la queja común en la metrovía. Sobre todo cuando en horas pico el sistema, que convive con el transporte particular, debe lidiar con los trancones en los carriles compartidos, lo que incide en mayor tiempo de recorrido y, con ello, la demora.
Aunque con características diferentes a los diversos sistemas de transportación masiva en el mundo (la mayoría usa trenes urbanos), el objetivo de la Metrovía es el mismo: movilizar a la mayor cantidad de usuarios, en el menor tiempo posible. Aunque esto signifique que en algunas ocasiones las unidades vayan al tope y el usuario se queje.
Es un problema general. En el metro de Medellín el atiborramiento es un reclamo común. A eso se suman los desperfectos técnicos. Como cuando falla la catenaria, el cable aéreo que da energía a este sistema de transporte masivo y que en ocasiones ha tenido suspendido el servicio hasta por dos horas.
Ese problema no se da acá. En Guayaquil los buses de la metro son articulados. Si se daña uno, entra un reemplazo. Pero las quejas siempre están a la orden del día: van llenos en horas pico.
“Pero eso es igual en todos los sistemas de transportación del mundo”, refuta Federico von Buchwald, presidente de la fundación Metrovía. Y compara: “Si la norma dicta que pueden ir seis personas por metro cuadrado en un bus, en Tokio van 11 personas por metro cuadrado. Es decir, casi el doble”.
Y tiene razón. Un artículo de la Agence France-Presse (AFP) reseña que en este sistema de trenes y metro su capacidad diaria puede alcanzar el 200 %. Pese a ello, sorprenden la limpieza, el trato amable del personal de servicio y una puntualidad casi perfecta: un margen de cinco segundos con respecto a los horarios de las unidades.
Es un sistema sincronizado y de calidad, dice el arquitecto David Hidalgo Silva, quien tiene una maestría en gestión pública y también conoce de primera mano los servicios de metro de Nueva York y Medellín.
“La metrovía es un sistema que no está sincronizado, como sí lo está el de Nueva York”, indica. El metro de la Gran Manzana mantiene una frecuencia de 2 a 5 minutos en horas pico y de 10 minutos en los horarios con menos pasajeros.
Eso es algo que también tiene la metrovía. Las unidades pasan cada dos minutos por las estaciones, pero en las horas pico depende mucho de la ruta y del tránsito. El metro neoyorquino es subterráneo, exclusivo. Y también va lleno en horas pico.
¿La diferencia? El arquitecto Filiberto Viteri lo mira de esta manera: mientras que en otras partes del mundo el servicio es ágil, sincronizado, limpio; en la metrovía no. “El calor es el problema. No hay inconveniente si se debe ir apretado siempre que el espacio esté climatizado, algo que le falta a la metrovía”, opina.
Apostar por otras alternativas
El crecimiento horizontal de la ciudad ha hecho que más gente deba cubrir grandes distancias para ir a sus lugares de trabajo y regresar a su hogar. Por ello la necesidad de movilizarse, de ser posible en carro particular, lo que incide en la congestión.
Por ello es menester ofrecer a los ciudadanos más opciones de calidad en el servicio de transporte público para que no deba utilizar su vehículo.
La ruta fluvial es una opción, como la implementada en Puerto Rico, que cubre la ruta San Juan-Catano, en donde la gente prácticamente cruza la bahía.
Por el río, según cálculos, es posible que la ruta Durán-Guayaquil se cubra en siete minutos.
También está el metro aéreo, que dista de la aerovía, la propuesta de la Municipalidad para descongestionar el tránsito. En la urbe pueden convivir en paralelo varias soluciones.