Vuelo de pajaro

El Código Administrativo era la oportunidad para que el gobierno saliente deje legisladas las mejores prácticas internacionales en materia de lucha contra la corrupción, pero fue desaprovechado. Hubiera sido un gesto para sustituir los relamidos de pulcritud y las diatribas contra quienes señalan casos de corrupción.

La cosa está más avanzada en otros lugares. Además de “rankings” sobre transparencia y corrupción, enormes bases de datos facilitan identificar conductas corruptas (Sunlight Foundation en EE. UU. o Manolo en Perú), y políticas específicas permiten combatir crecientemente este mal.

Acá un vuelo de pájaro con algunas ideas:

Deben publicarse en formatos consumibles por robot los distributivos de personal y registros de visitas de las instituciones públicas. Igual debe pasar con los contratos públicos, de los cuales se publica poco y mal. Ni siquiera se conoce lo que ha sido transaccionado bajo formalidades suigéneris (convenios entre países, alianzas, etc.), un segmento enorme de riesgo sobre el dinero público que representa en sí mismo una corrupción al régimen general de contratación pública.

Quienes visitan entes públicos deben reportar anualmente en nombre de quién lo hacen. En Estados Unidos se declara cuánto se cobra por las gestiones y esa información se cruza con ingresos declarados y movimientos bancarios de relacionistas públicos, abogados y lobistas profesionales... luego, con el sentido de las decisiones públicas.

Contraloría debe cesar la ridícula reserva de las declaraciones patrimoniales de funcionarios. Las puertas giratorias deben limitarse, aunque sobre todo, declararse. En vez de aprobar convenios para evitar visado con ex repúblicas soviéticas, deberían los asambleístas leer la legislación de prevención de corrupción que otros implementan con éxito.

Chile, Colombia y México van adelantados. En Ecuador solo la UEES investiga y enseña sobre esto.

Los funcionarios salientes prefirieron no regularse. Apuesto que algunos “lobistas” de moda tampoco quisieran exponerse a una ley, cuando deberían ser sus promotores. Será porque no podrían cumplirla.