En la recta final y con 10,24 puntos de ventaja, tenemos que aplastar el acelerador para que nuestro velocímetro electoral marque a raudales una intensión de voto absoluta a favor del binomio Lasso-Páez.

El tiempo pasa y cual inexorable juez, ha sentenciado lo que conviene a los ecuatorianos que desean recuperar la paz y la tranquilidad, así como su honor y dignidad, el cual fuera mancillado algunas veces por simples caprichos de la autoridad.

Ya no hay lugar para discutir opciones, ventajas o desventajas de las futuras decisiones al momento de votar, toda vez que existe una sola alternativa que salvará al Ecuador de un gobierno que ha querido imponer una ideología socialista-comunista, que ha demostrado a lo largo de la historia ser el factor generador más importante de miseria, destrucción, temores, pobreza, torturas, destierros y hasta la muerte.

Se desprecia al pasado y se lo ha calificado hasta de larga noche neoliberal, pero los que vivimos durante esa etapa recordamos con nostalgia a un presidente como Osvaldo Hurtado Larrea, que supo organizar un gabinete integrado por magníficos exponentes en sus respectivas disciplinas y especialidades y que una vez establecido el plan de gobierno, tuvo la oportunidad de cumplir su gestión con absoluto apoyo y entera libertad. Desafío a cualquiera de los ecuatorianos que sindique a uno de sus integrantes que se hubiera apropiado de recursos del Estado de manera fraudulenta o dolosa. Valga la pena mencionar, que uno de sus miembros llegó al extremo de devolver al Banco Central los viáticos que le sobraron luego de un viaje y que todos los ecuatorianos saben que le pertenecían.

Ese pasado enorgullece a muchos y reivindica las esperanzas de los verdaderos ecuatorianos para llevar al solio presidencial a un patriota destacadísimo, que desea entregarse al servicio del país y que sin duda luego de terminar su periodo presidencial, habrá llenado los requisitos fundamentales para pasar a la historia como un gran gobernante. Basta de dudas y comentarios. ¡A votar cual arietes humanos por el binomio Lasso-Páez!

Y sigo andando...

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