Vivir para servir

Carlos Romero nos dejó esta semana en su residencia en Houston, como aspiramos regresar al Señor todos, durmiendo plácidamente, sin volver a despertar. Como conocí su férrea fe mariana y su práctica permanente de la religión católica, no me queda duda de que hoy sigue con su amable sonrisa, preguntándole a Dios en qué más puede ser útil en el cielo.

Los ángeles en la tierra existen y tú los puedes reconocer en el momento en que más angustiado estás, ya que aparecen al pie tuyo y sientes que ese apoyo no es terrenal. Así nos ocurrió cuando en marzo de este año pasamos la más dura prueba de nuestra vida, en Houston y él apareció, curiosamente para decir aquí estoy para facilitarte tu vida.

Había escuchado muchas veces hablar de él, como esa persona de inevitable presencia, de impresionantes contactos en las redes médicas del centro hospitalario mas grande de los Estados Unidos, que había tomado como misión de vida servir a todo ecuatoriano que llegase a ese centro médico en busca de salud. De joven, luego de haber elegido a su compañera Cecilia como la mujer de su vida, decidió lo más difícil, migrar al mejor lugar del mundo a validar su carrera médica de anestesista, y luego, regresó a buscar a Cecilia; muy jóvenes, se casaron y formaron una bella familia con dos hijos: Carlo y Marie.

Durante nuestra estadía en Houston contamos permanentemente con su apoyo. No había puerta que no se abriera ante su gestión o su presencia, y mantuvimos casi seis meses de diálogo constante en el cual me relataba las decenas de apoyos que daba a los ecuatorianos que llegaban a Houston. Así le decíamos en broma: “quien estuvo en Houston y no vio a Carlos Romero, no estuvo allá”.

Ecuador pierde un hermano, un extraordinario ser que se daba a los demás, un hombre nacido para el servicio. Cecilia, Carlo y Marie no han de encontrar explicación hoy y el consuelo tardará en llegar; estas líneas solo son para hacerles saber a ellos, que a nombre de mi familia y miles de ecuatorianos que amaron su sonrisa y protección, reciban nuestro abrazo solidario y agradecimiento por haber conocido a tan maravilloso ser.